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Nº 5 - Enero 2002

  "En esto
   conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

          
Juan 13, 35

   Debido a situaciones personales hemos tardado mucho en acabar este nuevo número. ¡Y qué meses hemos pasado en el mundo! De ellos nos hacemos eco, brevemente, a través de algunas reseñas y artículos. Al comenzar este nuevo año os deseamos la paz, la paz que, estos días, en Asís, se hace familia humana en el encuentro ecuménico del Papa con los representantes de otras grandes religiones. La paz que pedimos para el pueblo palestino y el pueblo hebreo de buena voluntad. La paz del pan y la seguridad en Argentina. La paz en el sangrante pueblo del Congo, asolado además por un volcán. La paz interior que nace de una espiritualidad cristiana y que es este número nuestro tema central.

 

Nº 5
Enero 2002
Sumario Autores

Editorial

Conocer al espíritu que nos habita

Ciberiglesia

Tema de Portada

La Espiritualidad en el siglo XXI

Juan Yzuel

Reflexión

Una espiritualidad en lo cotidiano

José Luis Graus

Espiritualidad

Espiritualidad para un nuevo milenio: Siete pautas para seguir a Cristo hoy

Mñor. Robert F. Morneau

Espiritualidad

Vivir la espiritualidad en el día a día
A la brisa del Espíritu, brújula para navegantes

Pepe Laguna

Evangelización

El reto de la Espiritualidad
en la evangelización y la vida cristiana

Javier Salinas, obispo de Tortosa.

Oración

Contactar con Dios

Dolores Aleixandre

Oración

Enséñame a encontrarte

Anónimo

Mujer

La espiritualidad desde la perspectiva femenina
y desde la óptica de los excluidos

Mª Victòria Molins

Teología Social

El negocio de la espiritualidad

Juan José Tamayo

Discipulado

Universalidad del llamamiento y radicalidad del seguimiento

Julio Lois

Sociología de la Religión

¿Religión a la carta o religión "kitsch"?

Juan González-Anleo 

Actualidad

11 de septiembre

Noam Chomsky

Ética

Terrorismo:
Diagnóstico y tratamiento

Benjamín Forcano

Reflexión

Desaparecidos, adicciones y bioterrorismo

Leonardo Belderrain

Documentos

El mundo vuelve a empezar:
Carta Circular de 2001

Pedro Casaldáliga

Documentos

El obispo del tercer milenio

Sínodo de los obispos 

Documentos

Por una profunda reforma de la Iglesia

"Sínodo a la sombra"

Revista de Prensa

Artículos interesantes

César Rollán

Tablón

Actividades interesantes

Varios

Colaboración

Valor y sentido del cuerpo: "Y vio Dios que era bueno"

Juan Pedro Castellano

Pedagogía de la Fe

Educación escolar y libertad de Religión

Documento

Apuntes

La Revelación Divina

Ciberiglesia

Poesía

Nana para un niño afgano - Mi alegría

Varios

Relatos

Paseando con el nieto

Gonzalo Revilla

Echar la red

Webs de interés pastoral

Rafael Castellano Pamiza

Humor

Humor

Varios

Reseñas

Novedades bibliográficas

Varios

 

Conocer al espíritu que nos habita

En los últimos meses hemos vivido situaciones para las que no estábamos preparados. Los atentados del 11 de septiembre y las reacciones subsiguientes, la inseguridad y la conciencia de lo que nos separa de otros grupos religiosos nos han hecho, de repente, retroceder décadas en la construcción de la paz mundial.

Por otro lado nos ha hecho más humildes, más conscientes de que, definitivamente, no podremos conseguir la paz sin la justicia y la solución a problemas sangrantes como Palestina. No bastan soluciones policiales y militares al terrorismo. Hay algo que está fallando estrepitosamente y que, seguramente, es un signo de los tiempos que el Señor nos da para que despertemos.

De allí que nos hayamos sorprendido de que en momentos como éstos salen de nuestro interior colectivo las mismas reacciones atávicas que pensábamos ya civilizadas, la misma tendencia al odio y la revancha, el mismo miedo al otro.

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 necesitamos examinar los espíritus que nos habitan para saber si son del Señor
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En el nuevo número de Discípulos queremos reflexionar sobre la Espiritualidad, casi a contrapelo. Os invitamos a dejaros sorprender. Quizá necesitemos, como nos dice San Pablo, ante todo, examinar los espíritus que nos habitan para saber si son del Señor...

 

Tema de portada

La Espiritualidad
en el Siglo XXI

 

Juan Yzuel
juanyzuel@ciberiglesia.net

 "¿Escribir sobre Espiritualidad? ¿Estáis en vuestro cabales?”  Esta podría ser la reacción de algunas personas ante las reflexiones que presentamos en este nuevo número de Discípulos.  El atentado de las torres gemelas de Nueva York, la guerra de Afganistán, la crisis económica y la inseguridad, la sangrante herida de Palestina y muchos otros temas han acaparado tanto nuestra atención y han alterado en tal manera nuestras prioridades que plantearnos hablar de espiritualidad ante las consecuencias de estos cambios parece colocarnos en una posición de alejamiento de la realidad. Sin embargo, es en estos momentos cuando más nos debemos plantear las cuestiones fundamentales de nuestra opción cristiana, nuestra espiritualidad. Con Karl Rahner, el teólogo más importante del Concilio Vaticano II, queremos seguir afirmando: El siglo XXI será espiritual, contemplativo, místico... o no será.

La palabra espiritualidad evoca muchas ideas diferentes que responden, a su vez, a diversos modelos antropológicos y formas de concebir la vida cristiana. Frente a una concepción dualista de la persona (compuesta de alma y cuerpo), y una teología que coloca a Dios –y lo espiritual- en un cielo lejano a “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo...” (Gaudium et Spes, 1), definiremos espiritualidad como la forma de vida del discípulo de Jesús que se deja guiar por su Espíritu.

La espiritualidad no es sólo la vida de oración. No es una parte de la vida cristiana, el rato que dedicamos a hacer silencio o a nuestras devociones privadas, sino el conjunto de nuestra vida, en todas sus dimensiones. Una vida verdaderamente cristiana, espiritual, integrará esta dimensión con el resto de las dimensiones del ser humano: política, social, económica, familiar, sexual, racional,... La vida entera está llamada a ser vivida bajo la inspiración del Espíritu de Jesús.

A lo largo de la historia de la Iglesia el Espíritu ha ido animando a personas y comunidades a descubrir nuevos acentos y formas de vivir. Algunas de estas formas de vida o “espiritualidades” han tenido una importancia decisiva. Basta recordar el movimiento franciscano en la Edad Media. La pregunta que nos inquieta ahora es: ¿podemos, al menos, clarificar algunos de los elementos que una espiritualidad cristiana en el siglo XXI?

Para comenzar andar es necesario, como nos pide Jesús en el Evangelio, revisar lo que hay en nuestra bolsa para quedarnos con lo mejor y aligerar lo que es peso inútil. La espiritualidad del siglo XX se ha ido viendo iluminada, sin lugar a dudas, por las reivindicaciones de los grandes movimientos de renovación que desembocaron en el Concilio Vaticano II: el bíblico, el litúrgico, el ecuménico, el comunitario, el carismático, el catecumenal. A ellos hay que añadir la conciencia afinada o despertada por todos los movimientos de liberación, en especial el obrero, el feminista, el homosexual, el Negro y el de los pueblos del Tercer Mundo. Que no falte, además, la sal de la nueva conciencia ecológica y planetaria, mitad globalizada, mitad nacionalista (entendiendo el nacionalismo como la defensa en diálogo de lo que cada cultura y pueblo aporta a la gran familia humana: su lengua, constumbres, tradiciones, idiosincrasia...).

Una espiritualidad para el siglo XXI debe ser evangélica, poner a Jesús en el centro y tener en el discipulado, en el seguimiento activo de Jesús desde una comunidad, el modelo más eficiente sobre el que construir esa vida inspirada por el Espíritu Santo y en permanente búsqueda de la voluntad del Padre en un mundo que es nuestro reto y lugar teológico permanente.

Una espiritualidad renovada debe recobrar la presencia de las disciplinas espirituales, herramientas o prácticas que nos permiten responder al Señor y ser más maleables al Espíritu. Entre ellas hemos de redescubrir la importancia de la oración personal y comunitaria, cuyos cimientos son el silencio y la soledad. En un mundo incapaz de “cerrar la puerta” para hablar al Padre en lo escondido, ¿cómo plantear una vida interior rica y profunda? Hemos de recuperar el sentido profundo y cristiano (no siempre se han practicado cristianamente) de otras disciplinas ascéticas como la meditación, el ayuno y la abstinencia (cada uno sabe de qué debe ayunar pues conoce debe conocer los apegos de su corazón), la penitencia, la limosna, las obras de misericordia... Hemos, finalmente, de revalorar el acompañamiento espiritual, limpiando las resistencias que llevaron a la desaparición del modelo de dirección espiritual directivista e infantilizadora.

En resumen, hemos de caminar hacia una espiritualidad que nos lleve del inmovilismo tradicionalista al conocimiento y respeto por la tradición desde la obediencia creativa al Espíritu, una espiritualidad radicalmente laica y de discipulado basada en la Palabra de Dios, profundamente contemplativa, encarnada en la realidad cultural, política y social desde la opción por los pobres, con una nueva visión del ser humano, desde una concepción positiva de la sexualidad y el matrimonio, creadora de intimidad y silencio, capaz de admiración ante la naturaleza, con una opción por la sencillez de vida frente al consumismo, vivida desde los sacramentos, en diálogo ecuménico y desde la integración del trabajo y el ocio.

En los artículos que ofrecemos se nos explican un poco más algunas de estas ideas. Esperamos que os resulten positivas, útiles y fáciles de asimilar para que creen verdadera vida en el Espíritu.

Bibliografía         

  • Estrada Díaz, Juan Antonio. La espiritualidad de los laicos en una eclesiología de comunión. Madrid: Ediciones Paulinas, 1992.  


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