“¿Por
qué buscáis entre los muertos al que ha resucitado?. El
momento que estamos viviendo es un momento especialmente complejo, la realidad
habla sobre todo de muerte y de miseria. Nos llegan los ecos de la mal llamada
guerra de Irak, pero el mundo tiene cientos de heridas abiertas que derraman de
modo constante la sangre de cientos de miles de personas. Existe una muerte biológica,
pero sobre todo existe una muerte estructural que se nutre de forma insaciable
del dolor y del sufrimiento de muchas personas, cada vez más. Como
creyentes nos surge la pregunta de cómo
anunciar la resurrección de Jesús en medio de este mundo, pero quizás antes
deberíamos preguntarnos sobre qué
resurrección anunciamos. Que
Dios Padre resucite a Jesús significa que la muerte no va a tener la última
palabra, que la muerte ya ha sido vencida, pero vemos que eso aún hoy es difícil
de ver y de manifestar. Por
eso para los creyentes la resurrección de Jesús es anuncio de buena noticia, pero es sobre todo denuncia.
Denuncia porque a nuestro
lado la muerte sigue conquistando espacios, denuncia porque no somos testigos de
la Esperanza que nos viene de Dios, denuncia porque nuestro estilo de vida se
sigue haciendo cómplice por acción u omisión del pecado que mata, denuncia
porque nuestra Fe es frágil a la hora de creer en la Vida, denuncia porque
nuestro Amor, no acaba de encontrar su fuente en el Amor que se nos regala
incondicionalmente. La
resurrección de Jesús nos llena de alegría pues todo lo que nos dijo Dios a
través de los tiempos se hizo realidad en el maestro y por su gracia nosotros
lo hemos experimentado, pero también nos confiere una gran responsabilidad; la
de ser instrumentos de resurrección. Cuando
acudimos al sepulcro y descubrimos que el sepulcro está vacío, la certeza de
que el Maestro está vivo nos inunda, pero inmediatamente debemos ponernos manos
a la obra por hacer posible la vida allí dónde sigue reinando la muerte. ¿Cuántas
circunstancias de muerte nos abordan a lo largo del día?. En ese momento
debemos dejarnos impulsar por la fuerza del Espíritu de Jesús resucitado y
convertirnos en verdaderos instrumentos de resurrección. Decir y hacer en pro
de la Vida, pues si Dios está con nosotros, quién contra nosotros... La
resurrección se convierte de este modo en imperativo y exigencia para todos los
creyentes, el Reinado de Dios que es nuestra tarea prioritaria está sustentado
sobre la Vida resucitada de Cristo y no hay Reinado sin Vida. Por
eso es cada vez más necesario trabajar por la Vida frente a la guerra, pero
también frente a la pobreza, frente a la marginación, frente a la exclusión,
frente a la injusticia, frente a la miseria, frente al abandono, frente a la
soledad, frente al desempleo, frente a la violencia doméstica, de género, o en
cualquiera de sus manifestaciones, frente a la miseria, frente al egoísmo,
frente a la indiferencia, frente a los poderosos, frente a nuestra propia
mediocridad y nuestro propio pecado, frente a .... Un
año más junto a las mujeres hemos ido al sepulcro y estaba vacío, ¿qué
vamos a hacer? Volver al sumario del Nº 6 Volver a Principal de Discípulos
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