+ ISSN 1576-9925
+
Edita: Ciberiglesia
+ Equipo humano
+ Cómo publicar
+ Escríbenos
+ Suscríbete
+ Apóyanos



Reflexión - Nº 4 - Mayo 2001

  "En esto
   conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

          
Juan 13, 35

 

IMAGÍNESE
SI LA IGLESIA...

Anónimo

Imagínese si la Iglesia estuviese verdaderamente dispuesta a asumir el hecho de que ha sido enviada a dar la Buena Noticia a los pobres y sacara todas las consecuencias de su compromiso histórico de levantar a los caídos, servir a los pequeños, defender la Vida… 

Imagínese si laicos y pastores pudiesen encontrarse para un diálogo fraterno, franco y abierto sobre los signos de los tiempos que demandan, tanto en la sociedad como en la Iglesia, el coraje del testimonio profético que denuncia, anuncia y arriesga nuevos caminos… 

 

Imagínese si la Iglesia tratase todas sus cuestiones internas como trata  
las sociales y, para dar el primer paso, comenzase por cuestionar su propio  
ejercicio del poder, respetando las diferencias y el derecho a discrepar, sin  
excluir a nadie, para establecer un auténtico espíritu democrático y  
participativo…

Imagínese si la Iglesia hiciese el mismo itinerario de su Maestro y fuese  
corriendo al encuentro de la Humanidad toda, que está falta de afecto y de  
pan, para anunciarle la Buena Noticia de la dignidad y de la paz…

Imagínese si la Iglesia se empeñase de verdad en la demarcación de las  
tierras de los pueblos indígenas y en la "repatriación" del pueblo negro, para  
resarcirles todo lo que les fue robado en el pasado y les ha sido negado en el  
presente…

Imagínese si la Iglesia invirtiese en la formación más seria y  
comprometida de sus cuadros, teniendo en cuenta la realidad  
socioeconómica, la diversificación de las culturas, la influencia de las  
ciencias humanas en la historia del pensamiento y de la praxis, la  
hermenéutica bíblica, la sexualidad…

Imagínese si la Iglesia revisase toda su moral, pero, esta vez a partir del  
Evangelio y, de una vez por todas, barriese de sus compendios todas las  
aberraciones que escribió y proclamó respecto del sexo, para exaltar el  
cuerpo como fuente de placer, de vida y de alegría, y por tanto, como  
manifestación del Dios Creador…

Imagínese si la Iglesia fuese consecuente en sus declaraciones contra el  
machismo y, con lealtad, abriese para la mujer las mismas oportunidades,  
tanto en el plano de los ministerios cuanto en el de las decisiones…

Imagínese si la Iglesia dejase a las parejas mismas la libertad de  
encontrar el método que mejor les pareciese para la planificación familiar, y  
no los maldijese, reproduciendo hoy la torcida moral agustiniana…

Imagínese si la Iglesia tuviese la sensibilidad de acompañar la  
evolución de la humanidad, del mundo y de las culturas, y tratase con el  
mismo cariño de Madre a aquellas personas que deshicieron su unión  
conyugal pero que continúan su camino a la busca del amor y de la  
felicidad…

Imagínese si la Iglesia cuestionase la obligación inhumana y cruel del  
celibato, que, impuesta a los clérigos, se hizo obsoleta en la historia, y hoy  
sólo contribuye para la mentira y el desequilibrio humano y afectivo…

Imagínese si la Iglesia acogiese en un abrazo tierno y fraterno todos  
aquellos hermanos en el sacerdocio ministerial que, casados, hicieron más  
completo su ministerio al expresar con la vida en pareja lo que hay de más  
bello en la creación: mujer y hombre a imagen de Dios…

Imagínese si la Iglesia cambiase sus criterios para seleccionar sus  
cuadros de mando y sólo tuviese en su jerarquía gente capacitada, abierta,  
equilibrada, madura humana y afectivamente, capaz de entregar su propia  
vida por amor al Reino…  

El arte de imaginar pone en marcha ya los sueños y permite  
vislumbrar la posibilidad de realizarlos en la práctica. Ojalá tengamos los  
corazones abiertos para transformar nuestra imaginación en una realidad  
que transforme el rostro arrugado y desfigurado de la Iglesia, para que  
presente una nueva cara y cumpla, con fidelidad y celo apostólico, su misión  
de servir a la construcción de un nuevo milenio libre de toda prisión y exclusión.  
   

Fato e Razão, 44 (novembro 2000) 54-55, sin firma. 


 

Principal | Eclesalia | Discípulos | Jesús | Oración | Acción | Orientación | Educación Música | Enlaces | Solidaridad | Recursos | Portadas | Escríbenos