Emma-Margarita
R. A.-Valdés Basada
en Mt 5,1-12; 11,6; Lc 6,20-26; Jn 13,7; Estimados amigos: Tengo el gusto de enviaros un pequeño artículo
en prosa poética titulado "Calvario" en el que trato de relacionar la
pasión de Cristo con la pasión de los hombres, concretamente personas jóvenes,
como es es el caso que menciono, ya que me muevo mucho con alumnos adolescentes
y he escrito ya varios libros y artículos sobre ellos y sus sentimientos. El
Calvario es un lugar de mi pueblo, alejado de la población, donde hay un
crucero que da a la inmensa vega. CALVARIO La
tarde estrena sus mejores galas en esa hora incierta donde la vida del pueblo
parece detenida en una soledad densa que inunda calles y plazas. Es una soledad
cansina, rutina del descanso, pero que descubre la vida oculta de las
cosas...todo un paisaje de evidencias invisibles que ahora revelan su presencia,
como un milagro que sólo la fe entiende
y el sentimiento inscribe en el corazón. Inesperadamente
una sombra oscura, espesa, había dejado en penumbra el Calvario: La vega, sin
embargo, resplandecía en su verdor de invierno. Se adivinaba la añoranza cálida
de las cosas desde sus invisibles ojos, cuando el sol les devolvía a su
frialdad. Los bancos dejaron de ser asiento agradable para aquellos dos abuelos
que agradecían encantados cualquier gesto de acogida, el mínimo grado de
calor...Para ellos, cada tarde era un rescoldo de añoranzas, recuerdos idos que
arropan el paisaje de las cosas... También
ella se había levantado del banco de enfrente y lentamente se aproximó a
la barandilla para contemplar el extraño fenómeno en toda su plenitud.
Estaba de nuevo allí, sola, otra vez. Tenía frío, pero algo en aquel lugar,
en aquel ambiente de incierta penumbra, la atraía. Era un sentimiento confuso
de melancolía. Quizá –pensó- yo también
soy como esta extraña nube, como estos bancos que se enfrían paulatinamente y
cala en ellos la humedad del ambiente.. porque el sol se ha oscurecido para
ellos, para mí... A
veces la tristeza, como una sombra amarga de nube, oscurece y confunde
sentimientos vivos, cálidos. Aquel Calvario irradiaba una angustia insondable,
y, como el antiguo cinematógrafo, parecía reflejar en la vega imágenes
diversas, contradictorias de personas muy cercanas, a las que su mente
desfiguraba como caricaturas groseras y posteriormente las investía de
rencores, hipocresías... pero todas sin excepción se reían de ella... No lo
podía saber... pero su propia imagen resultaba patética con un rostro
congestionado, la boca apretada y una mirada cargada de rencor... tan negra como
la nube que cubría el Calvario. Se
sentía morir en ese odio que envenenaba su ser, que se resistía a liberar a la
mujer todo corazón que siempre había sido, la que animaba constantemente a sus
seres queridos, la que luchaba con valentía frente a las injusticias y
levantaba a los que se caían en el camino... los mismos que... después...la
traicionaban, la olvidaban... No podía creer ya en nadie... Tampoco en ese Dios
en el que creían esas personas... Volvió a mirar a la vega. Seguía radiante.
Dos lágrimas parecían brillar en sus mejillas. Hacía mucho que no podía
llorar. Volvió
sus ojos hacia atrás. Allí estaba la Cruz. Sola, vacía. Era mucho lo que la
unía a Quien fue allí crucificado. Siempre había admirado aquel sacrificio
que parecía tan inútil... Uno de sus sueños era poder algún día estar
frente a Él y hablarle de sus dudas, desconfianzas... Y también de sus
sentimientos, los que reprime y ahogan su corazón... su secreto más escondido,
el mismo que abrasaba el alma al Crucificado, el que la haría tan feliz... Cuando
se acercó a la cruz y se atrevió a decir sin palabras lo que soñaba con todo
su ser, inesperadamente, el Calvario quedó inundado de la brillante luz de la
vega, disipándose las sombras, la nube. La tarde renacía de nuevo con la vida
de los hombres.
| ||||||
|
Principal | Eclesalia | Discípulos | Jesús | Oración | Acción | Orientación | Educación | Música | Enlaces | Solidaridad | Recursos | Portadas | Escríbenos |