+ ISSN 1576-9925
+
Edita: Ciberiglesia
+ Equipo humano
+ Cómo publicar
+ Escríbenos
+ Suscríbete
+ Apóyanos



Evangelio - Nº 4 - Mayo 2001

  "En esto
   conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

          
Juan 13, 35

 

Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
(Mt. 10,16)

José Luis Graus
josete@bch.navegalia.com

Acudir al evangelio para encontrar las fuentes de la sencillez en ocasiones puede ser bastante arriesgado y pienso que esta vez lo es.

                Este versículo lo encontramos cuando Jesús está avisando a sus discípulos de que si siguen sus huellas van a ser perseguidos y de que la predicación del Reinado de Dios lleva implícita una parte de persecución y de conflicto innegable.

                Lo importante es que Jesús sitúa dos actitudes básicas cuando el testimonio del Reino suponga conflicto; prudencia y sencillez. Y lo curioso es que Jesús busca el símbolo de dos animales, la serpiente y la paloma.

                No es éste el espacio para hacer exégesis sobre el significado de la serpiente y de la paloma en la tradición veterotestamentaria, pero sí que es importante que nos preguntemos sobre lo que indujo a Jesús y a la comunidad que después puso por escrito los evangelios, a tomar estos dos símbolos aparentemente antagónicos.

                Prudencia, sencillez. Inteligencia, humildad. Astucia, limpieza de corazón. Dos actitudes necesarias y complementarias a la vez. Actitudes personalizadas por Jesús y utilizadas de modo cotidiano cuando escribas y fariseos se empeñaban una y otra vez en ponerle a prueba, incluso cuando estuvo en el proceso de muerte.

                ¿Cuándo se nos impone ser prudentes y sencillos?, cuando nuestra vida se vaya convirtiendo en testimonio bienaventurado del Reinado de Dios y sin duda eso nos empuje al conflicto con el mundo. Entonces precisaremos de la astucia suficiente para hacer ver que la propuesta de Dios Padre es el Amor y que va por el camino de colocar al pobre y marginado en el centro de nuestra existencia, y precisaremos de sencillez ya que lo que no pueda ser dicho desde la humildad de sabernos siervos del reino está condenado a tentarnos una y otra vez apartándonos de nuestra misión.

                Sencillez, supone rechazar lo complejo y los complejos en la vivencia cotidiana del reino de Dios. Supone abajamiento y desnudez de todo el entramado racional que nos impide seguir a Jesús hasta el final despojamiento de todo aquello que implica lastre para dejar que nuestro corazón sea propiedad de los pobres, sacramento vivo y auténtico de Dios. Sencillez es la utopía hecha vida en el día a día.

                Astucia, implica que sabemos escuchar, que sabemos movernos con calma por los caminos de nuestra sociedad, que no nos importa ver las cosas desde otro lugar, desde otra perspectiva. Supone que aunque el polvo del camino nos de en el vientre seguimos siendo capaces de ir hacia delante y que en medio de esta astucia es la sencillez la que va a reinar en nuestro corazón. Astucia es a la sencillez lo que el realismo a la utopía; un gran apoyo o un gran obstáculo.

                El anuncio del reino supone camino hacia la cruz y ese camino debe ser recorrido con la prudencia con la que tantos y tantos mártires ya lo han hecho. Pero también debemos recorrer este camino con la sencillez de sabernos hijos confiados en la promesa de la resurrección.



Principal | Eclesalia | Discípulos | Jesús | Oración | Acción | Orientación | Educación Música | Enlaces | Solidaridad | Recursos | Portadas | Escríbenos