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Debate - Nº 2 - Septiembre 2000

  "En esto conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

             
Juan 13, 35

Decenas de emigrantes
siguen muriendo en nuestras costas

CULPAN A LA LEY de EXTRANJERÍA

 Antonio Zugasti Pellejero 
azp@nodo50.org
  

No vienen movidos por ninguna Ley de Extranjería, sino empujados por la brutal desigualdad que impera en el mundo

En lo que va de año, más de un centenar de emigrantes que trataban de llegar a "El Dorado" de las costas españolas, han dejado su vida en las aguas del Estrecho y de Canarias. Otros miles han sido apresados por las fuerzas de seguridad y devueltos a sus países de origen, con lo que han perdido el dinero entregado para el viaje, una verdadera fortuna para sus posibilidades económicas. Los que han conseguido llegar y quedarse se han encontrado con cualquier cosa menos con la riqueza fabulosa de El Dorado: un trabajo de temporero en El Ejido, el último puesto de peón en la construcción, o patear las calles de Madrid cargado de alfombras.

El panorama parece adecuado para desanimar al más decidido. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades y riesgos, miles y miles de hombres, mujeres, jóvenes y niños, se apelotonan en las costas del Norte de Africa, esperando el momento de jugar su partida entre la muerte y la vida. Apiñados en una patera atestada, muchos de ellos sin saber nadar siquiera, se lanzan a la aventura de alcanzar una costa hostil y superar la vigilancia que los rechaza sin contemplaciones.
      Y todo esto, ¿por qué? El cinismo, la hipocresía y la cerrazón mental de los sectores conservadores de nuestra sociedad lo atribuyen a la famosa Ley de Extranjería. Según ellos, España ha promulgado una ley demasiado generosa que anima a los emigrantes a intentar la aventura de entrar en nuestro país.
       Hace falta estar ciego para decir una cosa así. Claro que el egoísmo y la avaricia son cosas que ciegan mucho. El caso es que lo dicen con tanta seguridad y con tantos medios a su disposición que llegan a infectar la mente de mucha otra gente que no oye otra cosa.
      Pero eso es una burda falacia. Por su puesto que no es ninguna Ley de extranjería, sino la miseria, lo que empuja a miles de seres humanos a arriesgar su vida en un desesperado intento de conseguir un mínimo bienestar material. Es la brutal desigualdad del mundo que hemos construido las naciones poderosas la que obliga a millones de hombres y mujeres a dejar su tierra, su familia, su cultura, esperando conseguir las migajas que caen de nuestras mesas. Luchando para conseguir los trabajos que ninguno queremos, metiéndose en los tugurios donde jamás nos meteríamos, aceptando los salarios que ni locos aceptaríamos.
      La gente no se ahoga en el Estrecho porque aquí exista una Ley de Extranjería más abierta. Es porque el capitalismo impone la Ley de la Selva. Es por la existencia de un mundo que "va bien", que va escandalosamente bien (si se puede llamar ir bien a estar podrido de riqueza y enloquecido de ambición) junto a un mundo hundido en la miseria y la desesperación.
       Con el agravante de que esa riqueza se ha conseguido en gran parte gracias a la explotación del mundo pobre. Desde las materias primas conseguidas por los países imperialistas en sus colonias, hasta el "libre mercado" y el "libre comercio", que para las naciones y las empresas más poderosas supone la libertad del lobo en medio del rebaño de ovejas, toda la vida económica está orientada a permitir la acumulación incesante de los que más tienen a costa de los que nada pueden. 
        Nosotros y nosotras, aunque como trabajadores estemos explotados, nos beneficiamos de pertenecer a la parte rica de este mundo injusto, y en la medida que lo aceptamos pasivamente, nos hacemos cómplices de la injusticia. Esos cuerpos hinchados, que de vez en cuando se asoman fugazmente a las pantallas de nuestras televisiones, y todos los otros muertos que no son más que un número en una estadística macabra, están exigiendo a nuestra conciencia de seres humanos que nos levantemos contra el sistema económico, brutal e inhumano, que hoy domina el mundo.

Especial reforma de ley de extranjería: http://www.elpais.es/p/d/especial/extran/index.htm

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