39 - Febrero 2005. Teología y liberación         

 

MEDIO

FECHA

TÍTULAR

AUTOR

ECLESALIA

02 y 04/02/05

LAS DICHOSAS BIENAVENTURANZAS

Pope Godoy

ECLESALIA

03/02/05

“LLAMADOS A LA LIBERTAD”

Braulio Hernández

ECLESALIA

06/02/05

RESPUESTA DE PEDRO CASALDÁLIGA

Pedro Casaldáliga

ECLESALIA

11/02/05

EL HERMANO PEDRO

Gregorio Fernández

ECLESALIA

14/02/05

PALABRAS DE ENAMORADO

Jairo del Agua

ECLESALIA

17/02/05

CARTA A LA IGLESIA DIOCESANA

Comunidad del Puerto

ECLESALIA

17/02/05

ANTE LA GRAVEDAD DE LA DEPENDENCIA DE DROGAS EN ADOLESCENTES Y JÓVENES

VV.AA.

ECLESALIA

18/02/05

AYUNO Y ABSTINENCIA

Mª Paz López Santos

ECLESALIA

23/02/05

FORO MUNDIAL DE TEOLOGÍA Y LIBERACIÓN

Juan José Tamayo

ECLESALIA

24/02/05

LA IGLESIA EN UN ESTADO ACONFESIONAL

Rafael Sanús Abad

ECLESALIA

25/02/05

“PERO EL VIENTO CONTINÚA”

Pedro Casaldáliga

ECLESALIA, 2 y 4 de febrero de 2005

LAS DICHOSAS BIENAVENTURANZAS

POPE GODOY, popegodoy@telefonica.net

ECLESALIA, 02,04/02/05.- Podéis darle a este título todo el retintín que queráis. Me ha salido del alma. El domingo, 30 de enero por la mañana, encendí la tele mientras me pelaba mi “compa”. Estaba empezando la misa dominical. El evangelio es el pasaje de las bienaventuranzas de Mateo. Y oigo: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Se me revolvieron las tripas... Efectivamente, con esta traducción la Iglesia Oficial se ha vuelto otra vez al cielo. Allí ni nos molestan ni molestamos. Por la tarde, durante mi paseo en solitario, me fui calentando en mis reflexiones. Como es un tema que me escuece desde hace tiempo, he decidido sacarlo a flote lo antes posible.

Vamos a ver, ¿qué significan “los pobres en el espíritu”? ¿No es lo mismo que “pobres de espíritu”? Y ¿qué entendemos con esta expresión? En nuestro lenguaje normal decimos a veces: -Es una persona muy pobre de espíritu. La segunda acepción de la Real Academia lo aclara: “Espíritu apocado, tímido”. Porque yo pienso que la primera acepción hace ya muchos veranos que no se usa: “Dícese del que mira con menosprecio los bienes y honores mundanos”. Estamos listos.

En resumen, el sentido obvio de esa desgraciada e inexacta traducción es el siguiente: la gente apocada, acomplejada, tímida, pasiva y obediente es “feliz” porque en una vida ultraterrena va a entrar en el Reino de los cielos. ¡Claro que es un mensaje alienante! Alienante, exasperante, humillante e indigno.

Dichosas e incómodas Bienaventuranzas

Más de una vez le oí decir a Juan Mateos que las bienaventuranzas necesitaron explicación cuando ya no se cumplían… Bueno, si esta necesidad de explicación ya empezó a sentirse en los siglos II-III, nos podemos imaginar lo que hace falta hoy.

Efectivamente, sobre las bienaventuranzas se han escrito infinidad de libros y artículos. Se han explicado en los comentarios a los evangelios de Mateo y Lucas. Aún así no se puede decir que el conocimiento –no ya la práctica- de las bienaventuranzas goce de gran prestigio en nuestra tradición católica. El evangelio de las bienaventuranzas de Mateo se lee sólo una vez al año, en la fiesta de todos los santos. Y ahora otra vez, con la lectura continuada de cada evangelio. Nos las aprendíamos de memoria en el catecismo, desde luego. Pero muy poco más. Pienso, por ejemplo, en las iglesias de rito oriental donde se cantan las bienaventuranzas todos los domingos en la liturgia. El estribillo con que empiezan y terminan recuerda las palabras del buen ladrón en la cruz: Acuérdate de nosotros, Señor, desde tu reino.

Es importante reconocer que las bienaventuranzas resultan incómodas. Su redacción aparece tan desconcertante que hace chirriar los goznes de nuestra conciencia y le damos inconscientemente de lado. Un ejemplo significativo de esta incomodidad es el comportamiento de la iglesia castrense. Durante el franquismo (no sé si antes o también ahora) las bienaventuranzas no se leían en las misas de los cuarteles. El evangelio de las bienaventuranzas se sustituía por el de la Anunciación a María. ¡Qué hermoso!, ¿verdad? Para mí es un ejemplo emblemático de nuestra capacidad y de nuestra osadía para manipular descaradamente el evangelio en función de nuestros intereses. Y esto se hacía desde instancias oficiales.

El escritor ruso, León Tolstoy cuenta (no recuerdo dónde) una anécdota que me impactó desde mis tiempos de filosofía. El conde Tolstoy estaba sentado en los jardines imperiales. Oyó gritos y pudo ver a un guarda que expulsaba violentamente de los jardines a un mendigo. Aquellos jardines estaban reservados a la nobleza. Tolstoy llamó al guarda: -¿Eres cristiano? -¡Claro!, respondió el guarda con orgullo. -¿Y has leído que son bienaventurados los pobres? –Sí, dijo el guarda, ya más inseguro. -¿Y has leído también que son bienaventurados los perseguidos por la justicia? El guarda agachó la cabeza entre el desaliento y la contradicción y se alejó incómodo como diciendo –Y yo, ¿qué voy a hacer?... Es hermosa la reflexión que hace Tolstoy, a raíz de esta experiencia. Recordemos que Gandhi se inspiró mucho en Tolstoy para elaborar su doctrina y su práctica de la no-violencia.

El Reinado de Dios

Sabido es que la expresión “Reino de los Cielos”, empleada sólo en el Evangelio de Mateo (34 veces por tres veces “Reino de Dios”), es una perífrasis para no utilizar el nombre de Dios. Mateo se dirige a una comunidad cristiana mayoritariamente judía y evita herir su sensibilidad religiosa de respeto al nombre de Dios. Por tanto, la expresión “reino de los cielos” es, sin duda, una traducción literal, pero que induce a confusión. La gente entiende “la otra vida”.

Por otra parte, el término griego “basiléia” tiene tres acepciones distintas, según los contextos:

Todos estos aspectos están estudiados muy detenidamente y no son mi tema aquí. Mi punto de arranque es una traducción que le oí decir varias veces a Juan Mateos y que yo he comentado en distintas ocasiones. Mateos decía que la frase evangélica con que empieza la predicación de Jesús “está cerca el reinado de Dios” (Mc 1,15) puede traducirse perfectamente a un lenguaje no religioso con esta expresión exacta: Es posible una sociedad alternativa. Cuando yo he explicado esta original traducción en distintos ámbitos cristianos, la gente comentaba aliviada: ¡Eso sí se entiende! Esta experiencia nos avisa, como tantas otras, de lo lejos que queda el lenguaje religioso para nuestra cultura actual. Podemos seguir aferrados a nuestras fórmulas religiosas, podemos repetir al pie de la letra textos evangélicos, pero cada vez están más lejos del lenguaje y de la mentalidad de nuestra sociedad.

¡Ojo! No se trata de suavizar o de escamotear los contenidos evangélicos. Para eso ya tenemos la normativa castrense antes citada. El objetivo es justamente el contrario: la exigencia de fidelidad al mensaje. Para que pueda ser aceptado necesita previamente ser comprendido. Y para que sea comprendido necesita ser expresado en palabras y conceptos al alcance de cada colectivo y de cada persona. La tarea es inmensa porque la evolución de las mentalidades es muy rápida y la iglesia oficial suele vivir anclada y ensimismada en fórmulas repetidas miméticamente, aunque no nos suenen a nada y nos resulten vacías.

Vuelvo a la traducción secularizada de Juan Mateos. Nos podemos fiar de él, por supuesto, como maestro indiscutible tanto por su palabra como por sus escritos. Pero a él no le gustaba lo de maestro, porque era muy sensible a las palabras de Jesús: No os dejéis llamar ´Rabbí´, porque vuestro maestro es uno solo y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). Por cierto, y para más ironía, la palabra Rabbí puede ser traducida perfectamente por Monseñor, Alteza o Excelencia. Vamos, es que ni a posta damos una en el clavo. Mateos prefería la palabra “instructor”.

La prueba del algodón

Nos gusta verificar las cosas. El argumento de autoridad no goza de demasiado prestigio en una sociedad democrática. Por eso, voy a buscar algunas traducciones alternativas que nos permitan calibrar la justeza de la traducción laica que propone Juan Mateos. “Les dijo otra parábola: -Se parece el reino de Dios (la sociedad alternativa) a la levadura que metió una mujer en medio quintal de harina; todo acabó por fermentar.” (Mt 13,33). ¡Caramba! No se puede formular de modo más breve y certero el proceso de fermentación que se da en una sociedad: ideas que, en principio, escandalizan y hasta crispan o por lo menos se ven como raras e inviables. Pero aquella extraña intuición inicial se va abriendo camino hasta que es asumida con naturalidad por todo el cuerpo social. ¡Y encima lo hace una mujer!

Otro ejemplo: “-¡Con qué dificultad entran en el reino de Dios los que tienen el dinero!” (Lc 18,24), comenta Jesús tras el abandono del joven rico. La traducción sería ésta: ¡Qué difícil es que los ricos se apunten a la sociedad alternativa!... ¡Anda que es mentira! Jesús añade esa vigorosa exageración del camello por el ojo de una aguja para hacernos caer en la cuenta de que el problema es mucho más grave de lo que parece.

Con toda modestia, os invito a que releáis otros muchos pasajes del Evangelio teniendo presente esta clave de lectura. Se descubren matices y actualizaciones que resultan sorprendentes. Un último ejemplo: “Desde que apareció Juan hasta ahora, se usa la violencia contra el reinado de Dios (contra la sociedad alternativa) y gente violenta quiere quitarlo (quitarla) de en medio”. (Mt 11,12).

Pobres por espíritu

Según la concepción semita, el espíritu es la sede del conocimiento y de la decisión en cada ser humano. Por eso, en teoría es posible una doble traducción de esos “pobres por espíritu”. Podría ser “Dichosos los que saben que son pobres”. Aquí nos quedamos en el terreno del conocimiento. Es una visión más ascética y más espiritualista. Compromete menos. Pero muy pronto descubrió Juan Mateos que el mismo sermón de la montaña va mucho más allá. En Mt 6,19-34 explica ampliamente Jesús lo que significa “pobre por espíritu” y está claro que exige y lleva consigo una decisión de la voluntad: “no podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24). Por eso, su traducción final fue: “Dichosos los que eligen ser pobres”.

Alberto Maggi tiene un precioso y muy documentado libro sobre las Bienaventuranzas (A. Maggi: Las Bienaventuranzas. Edic. El Almendro.- Córdoba, 2001). Entre las muchas originalidades, presenta tres “lecturas” de cada bienaventuranza: La literal, la teológica y la pastoral. Es una aproximación sugerente para tener más elementos de juicio. Respecto de la primera bienaventuranza, éstas son sus tres traducciones:

Traducción Literal: Dichos los pobres por el espíritu, porque de éstos es el reino de los cielos.

Traducción Teológica: Dichosos aquellos que deciden vivir pobres, porque éstos tienen a Dios por rey.

Traducción Pastoral: Cuantos eligen compartir todo lo que tienen: ¡Dichosos! Porque Dios cuida de ellos.

Interesente, sin duda, y enriquecedora por los nuevos matices que añade. Pero, ¿qué queréis que os diga? Yo me quedo insatisfecho. Me deja más bien frío, no llega a entusiasmarme. Si yo soy el único tío raro, pues me quedo tranquilo. Pero si hay más gente que le pasa lo que a mí, me atrevo a proponer una “traducción” alternativa en lenguaje no religioso. Con esta formulación intento sintetizar los datos anteriores.

Traducción Laica (no religiosa): Son felices las personas solidarias, porque ésas saben que otro mundo es posible.

La afirmación es un desafío espectacular. Jesús no hace formulaciones teológicas ni promesas de futuro. Es algo mucho más obvio, más inmediato y más universal. ¡Hace una apelación y una llamada a la experiencia de cualquier persona! La solidaridad es fuente de felicidad. Aquí, en cualquier parte del mundo, en cualquier religión y en cualquier ética verdaderamente humana. ¡Es una verificación que está al alcance de todo el mundo! Que se vive –se puede vivir- en nuestra historia personal de cada día. SON FELICES. ¡Jesús lo dice en presente! ¡Ahora! No después, en una fácil promesa de futuro. Esa experiencia de felicidad personal, ahora, en este momento, es el punto de partida y el punto de llegada.

Efectivamente, las personas solidarias llegan a “saber”, en su sentido etimológico más genuino. Es decir, descubren, saborean, experimentan y hasta disfrutan porque “otro mundo es posible”. Es una conclusión gozosa, esperanzada y dinamizadora. Jesús llama a una reflexión sobre la propia experiencia como punto de arranque y de compromiso para un cambio de sociedad.

Un poder desencadenante

La primera bienaventuranza, como anticipo y síntesis de todas las demás, es una oferta de felicidad: ¡felices, dichosos! Felicidad que se verifica en una doble dimensión. Ante todo, es una llamada a la felicidad personal. Podemos ser felices, dentro de las limitaciones, incertidumbres y tragedias de la vida humana. Y, a renglón seguido, descubrimos que nuestra felicidad individual está ligada a la felicidad de los demás. Somos felices compartiendo, ejerciendo la solidaridad.

Bueno, podemos decir que Jesús de Nazaret no ha descubierto la pólvora. De acuerdo. Su “acierto”, por decirlo así, consistió en formular esas aspiraciones profundas que llevamos dentro. Y proponer a plena luz que esas aspiraciones personales pueden ser y son también objetivo válido para toda la comunidad humana. En resumen, una oferta de felicidad individual y colectiva... Pero, ¿es que estamos soñando? Pues sí. Soñamos que otro mundo es posible y trabajamos para que se vaya haciendo realidad.

¿Hasta dónde tiene que llegar la solidaridad? Ponte a la escucha de tu corazón y de tu experiencia. Empieza por lo mínimo, si quieres. Ni siquiera un vaso de agua quedará sin recompensa (Mc 10,41). Pero el camino se va abriendo a nuevos horizontes y a nuevas metas. Tampoco aquí Jesús se queda corto en los objetivos. La solidaridad puede llegar hasta hacerse un miserable (ésa es la correcta traducción del “ptojói” griego, los pobres) en solidaridad con las personas más excluidas de la sociedad. El tema tiene una dimensión amplísima y no me detengo más.

Si las consideraciones que hago aquí no están completamente desacertadas, me surgen dos conclusiones. La primera es remachar una vez más esta afirmación: Jesús de Nazaret es patrimonio de toda la humanidad y no es propiedad de una iglesia. Esa sociedad alternativa, que él anunció y a la que nos llamó, rebasa los límites de una cultura o de una religión. Es una aspiración humana y habrá que trabajar desde todos los ángulos para hacerle camino. La segunda conclusión es relativizar el papel de la iglesia-institución. ¡Ojalá que sea palanca poderosa para construir esa sociedad alternativa! Tendría que tener muy clarito que la función eclesial primaria es servir a la causa de la felicidad humana personal y colectiva. Que esa causa es anterior a la iglesia y que está por encima de la iglesia. Que esa causa, tan humana y tan “divina”, se irá abriendo camino con la iglesia o sin ella, a pesar de ella y aún contra ella, como, por desgracia, ha ocurrido en otros momentos de la historia.

Por último, es posible que a personas creyentes se les quede demasiado desangelada esta traducción no religiosa de la primera bienaventuranza. Lo comprendo y hasta casi lo comparto. Pero está claro que, desde la fe, se mantiene de forma permanente un luminoso telón de fondo: Dios, Padre-Madre de todos los seres humanos. La fraternidad humana es otra formulación del Reinado de Dios. Por eso, con distintas formulaciones, desde el Reinado de Dios, desde la fraternidad universal o desde la sociedad alternativa... hay trabajo “pa reventar”.

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ECLESALIA, 3 de febrero de 2005

 “LLAMADOS A LA LIBERTAD”

A José María González Ruiz

BRAULIO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ

TRES CANTOS (MADRID).

ECLESALIA, 03/01/05.- El 25 de enero era el aniversario del anuncio de Juan XXIII convocando -por sorpresa, como un “soplo repentino”, como “flor de inesperada primavera”-, el Concilio Vaticano II. También se celebraba la conversión de San Pablo. Un día después era la onomástica de los Tito y Timoteo, dos pilares de Pablo. Ese día asistí a la catequesis LLAMADOS A LA LIBERTAD (en la RED: www.comayala.es), sobre la Carta de Pablo a los Gálatas. Las lecturas del día acompañaban: hablaban del sacerdocio nuevo de Jesús (con el Salmo 110), que El instauró para liberarnos del sacramentalismo formalista y de las “riturgias”.

En la introducción, el ponente –el sacerdote Jesús López Sáez- tuvo un recuerdo especial para José María González Ruiz, muy identificado con Pablo, especialmente con esa carta paulina. Doy por supuesto que algunos de los presentes no lo conocían y otros le teníamos casi en el olvido. Justo dos días después fallecía. Me quedé transpuesto cuando me enteré de la noticia el día después, 29, ya caída la tarde.

Percibí como una casualidad misteriosa que el ponente nos trajera a la memoria su presencia, en la catequesis sobre la libertad en San Pablo, justo dos días antes de producirse su muerte. Lo viví como una señal, un guiño cómplice que quizá nos anticipaba su presencia misteriosa en una nueva dimensión. Era una buena semana, a su medida, para despedirse.

La Carta a los Gálatas es “una carta revolucionaria, pero que está sin explotar”. Leyéndola –escuchándola- se palpa al instante un río de comunión entre el primero y el último de los Concilios. El de Jerusalén era el concilio de la libertad cristiana, “provocado por Pablo y Bernabé”; y el Vaticano II era (es) el de la renovación de aquella libertad secuestrada, “provocado” por Juan XXIII.

El caso de Pablo quizá sea el prototipo de proceso de conversión más paradigmático, sin vuelta atrás: un integrista, perseguidor ultramontano, convertido en el apóstol de la libertad; convertido en el paradigma de la integración universal. Todo porque “no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (2,20).

Ambos concilios se gestaron en un proceso de comunión eclesial. Y en ambos casos, más pronto que tarde, surgieron los poderes fácticos intrusos: “los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin e someternos a esclavitud” (2,4). Se decía de un santo que está en los altares –al que se le piden gracias y favores-, que con el Concilio Vaticano II había entrado el diablo en la Iglesia.

Creo que no es difícil imaginarse hoy a S. Pablo enfrentándose cara a cara con los neoconservadores e integristas del momento, que utilizan sus levaduras más para engrandecer el aparato de la estructura burocrática, organizativa y piramidal de la iglesia, que para la transmisión de la fe, en libertad, al modo de Pablo. Hoy también Pablo se pasmaría ante el poderío del derecho canónico con sus 1.752 normas: ¡casi triple que la Ley Judía! Se enfrentaría a los que practican la simulación, la obediencia ciega, para no perder expectativas en la carrera eclesiástica y les echaría en cara que: “evitáis la persecución por la cruz de Cristo” (5,11;6,12). Pedro y el mismo Bernabé también se vieron arrastrados a la simulación (2,11-14). Casaldáliga en una reciente entrevista radiofónica recordaba el dicho sobre la Iglesia: “santa, a la vez que prostituta”.

Son cada vez más los católicos, sobre todo de comunidades vivas, que se sienten desvinculados de la Iglesia Institución porque la que sienten distante del evangelio, muy apegada al autoritarismo. Quisieran “desapuntarse” para no sentirse utilizados en las estadísticas triunfalistas, las que se utilizan para legitimar eso de la “abrumadora mayoría de católicos”, o las “vivas raíces cristianas de España...”. Aunque luego algún obispo, con muchos galones, lo contradiga afirmando que “en España se peca masivamente”.

Se ha encumbrado tanto el autoritarismo en la escala de valores -con su correspondiente cascada de servilismos interesados-, y está tan rebajada la colegialidad en la Iglesia que es difícil entender, con la Carta de Pablo a los Gálatas en la mano, que surjan tan pocos Casaldáligas en la Iglesia viviendo la fidelidad al evangelio desde la “rebelde fidelidad”. “Sois hijos de Dios, no esclavos”(4, 6-7).

Pablo hoy, como en su tiempo, viviría la fe desde la resistencia. Muchos obispos y miembros poderosos de la Curia, “adversarios de las decisiones conciliares”, le acusarían de actuar al margen de la Iglesia. Y él actuaría en consecuencia -por fidelidad al “evangelio de Cristo”- convencido de que “lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo” (Flp 3,8). “Recordaría que la autoridad del apóstol, sea quien sea, ‘no está por encima de la palabra de Dios sino a su servicio” (DV 10). Haría posible, de nuevo, la reprensión que le hizo a Pedro, su Papa: “me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión” (2,11). El desarrollo del Concilio ha sido frenado en seco por la “galopante involución en la Iglesia en los últimos 25 años. Hoy tienen más prédica, y se citan más, los escritos del Juan Pablo II que los textos conciliares”.

“González Ruiz –‘un oyente de la palabra’, como le define Juan José Tamayo- sabe extraer todo el potencial libertario (de libertad) del cristianismo, expresado por Pablo: ‘Cristo nos ha liberado para la libertad. No os dejéis someter otra vez bajo el yugo de la esclavitud” (Ga 5,1). A los que se empeñan que tenemos que pasar por el aro, obligándonos a comulgar con ruedas de molino, Casaldáliga, como Pablo, les recuerda que “la fe es resistencia”. Y que “Quien os perturba, cargará con su sentencia” (Ga 5,10).

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ECLESALIA, 6 de febrero de 2005

RESPUESTA DE PEDRO CASALDÁLIGA

A todos los amigos y hermanos solidarios

PEDRO CASALDÁLIGA

SÃO FELIX DO ARAGUAIA (BRASIL).

ECLESALIA, 06/02/05.- Gracias a todos por vuestra renovada solidaridad fraterna, sobre todo en estas últimas semanas. Ha llegado un aire nuevo y esperanzador. Estamos en buen contacto con el nuevo obispo, que ya piensa venir el próximo día 11 para combinar los primeros pasos. 

Fray Leonardo Ulrich Steiner es franciscano, natural de Santa Catarina (Brasil), 54 años, el 13 de una familia de 16 hijos, pariente por doble motivo de don Pablo Evaristo Arns. Doctor en filosofía, master en pedagogía, con varios cargos en al Orden -sobre todo en la formación y en la educación- y también con práctica parroquial.

Don Pablo Evaristo me hizo de él sus mejores elogios. Ayer hablé con él personalmente  por teléfono. Se mostró muy cordial y muy accesible. Tiene fama de ser muy dialogante.

Evidentemente no debe conocer esta nuestra región, pero la buena voluntad y la capacidad de acogida lo resuelve todo.

No sé si es el nombre que ya hace tiempo el Nuncio tenía en cartera.

Pero, claro, de todos modos que eso del constreñimiento y el dejar Sao Félix era cosa del Nuncio. Cuando me llamó el martes (sólo ese día) para decirme que el miércoles se haría público el nombre, que yo tampoco conocía,  subrayó que “aquello que hablamos, don Pedro, fue sólo una sugerencia. El señor (Vd.) puede quedarse con plena libertad donde quiera”.

De modo que yo me quedo aquí y “paz y bien”.

Un detalle. Nuestro fray obispo pidió al Vaticano para ser llamado con el nombre de Leonardo, nombre de su padre, “porque sería muy difícil para el pueblo de Araguaia pronunciar Ulrich”.

Seguiremos verdaderamente unidos.

Un fuerte abrazo siempre en la Paz militante del Reino.

Pedro Casaldáliga.

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ECLESALIA, 11 de febrero de 2005

EL HERMANO PEDRO

GREGORIO FERNÁNDEZ

VALLADOLID.

ECLESALIA, 11/02/05.- Si yo fuera cardenal lo tendría claro. Estamos en tiempos de cambios, el Papa va entregando su vida al Señor y las congregaciones, dicasterios, consejos pontificios... gobiernan, dicen, la Iglesia.

Si yo fuera cardenal lo tendría claro. La prensa de todo el mundo se dedica en estos días a colocarnos listas de papables y a contarnos intervenciones de obispos y colectivos que, razonablemente, piden la dimisión del hermano Karol Wojtyla de su puesto de Papa.

Si yo fuera cardenal tendría claro a quién elegir en el cónclave. En estos medios nuestros hemos seguido con interés las andanzas de un pequeño obispo, de prelatura, jubilado ya, que bien podría dedicarse a estas labores.

Pedro Casaldáliga sería un gran Papa, Pedro II, con sandalias y todo. No tendría que moverse de su casa, no querría, ni haría falta. La cosa del gobierno sería más sencilla, con menos Constitución, Carta o Exhortación Apostólica y más poesía… apostólica, claro.

En su casa seguiría habiendo sitio para la acogida, el humor, el diálogo y la buena voluntad y cada uno, en su comunidad, seguiría trayendo reino de Dios pero sin tronos ni entronizaciones.

Si yo fuera cardenal, lo tengo claro, Pedro, el hermano Pedro, sería mi candidato, pero… no soy cardenal.

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ECLESALIA, 14 de febrero de 2005

PALABRAS DE ENAMORADO

JAIRO DEL AGUA, jairoagua@caminantes.jazztel.es

ECLESALIA, 14/02/05.- Ya me gustaría a mí que todos los enamorados supiesen “quién es”, de verdad, la persona a la que dicen amar. Por desgracia nos fijamos más en detalles externos que en las maravillas del interior, las que de verdad definen a la persona. Nos atrae una cara linda o… embadurnada, un cuerpo exuberante, una sonrisa afable o, simplemente, una sexualidad precoz y desbordada. Pero eso no es todavía amor, es instinto. Quienes se emparejan sólo desde los atractivos epidérmicos o desde la sensibilidad hambrienta son candidatos seguros a la larguísima cola de divorcios: uno cada cuatro minutos en nuestra nación.

El amor es, ante todo, profunda admiración y verdadera entrega, ya lo escribí. ¡Bendito el impulso y la atracción que nos hace salir al encuentro del otro! Pero, si te conformas con eso, si no hay admiración profunda, lo que vives es un apareamiento entre macho y hembra, muy distinto del amor entre hombre y mujer.

He preguntado muchas veces a parejas de novios: ¿Cuál es el medio para llegar al amor, es decir, a esa admiración profunda que te hace descubrir “quién es” tu verdadera y única pareja? Alguna vez me han respondido: ¡la cama!. No me extraña la respuesta en un ambiente tan oscurecido como el que hoy vivimos. ¡Bendita la cama, el sofá, la mesa o cualquier soporte que te permita fundirte y expresar la unidad de pareja! Pero para llegar a esa unidad, para no quedarse en una cubrición física o sensible, para poder decir “estoy enamorado”, hay que pasar por hablar, escuchar y respetar mucho. Antes de desnudar el cuerpo deberíamos haber pasado por el desnudo total de nuestra interioridad, de nuestra persona. Sólo entonces podrías afirmar con certeza “a quién” amas y “por qué”.

Otras veces he preguntado: ¿Qué hacéis en el tiempo que pasáis juntos? Sólo dos veces me respondieron: hablar. ¡Sí! Ese es el mejor medio de cultivar el amor, de aflojar las tensiones, de resolver los conflictos, de conocerse, de admirarse, de amarse de verdad. Aunque algunas veces hay que poner el contrapunto de callar.

Ha caído en mis manos una carta de un marido maduro y enamorado. No me resisto a transcribir algunos párrafos porque los ejemplos de vida son elocuentes por sí mismos. Que cada quien saque sus conclusiones.

<< Queridísima mía: Sé que estás afligida. Puede que algo de mí te haya herido o que se haya despertado alguna herida de tu historia personal. Tengo que callar y respetar tu gélido silencio. ¿Mas cómo silenciar mi corazón enamorado? Tengo que recoger el ritmo de mi corazón y echarlo a navegar en esta pecera. Aquí burbujean, al caer, mis penas, mis esperanzas y mi cariño por ti. Intento analizar lo que siento para que, tal vez pronto, puedas leerlo.

Sé de tu saturación y de tu abatimiento, que te impiden escuchar hoy al ritmo que el torrente de mi corazón emite. Sé de tu bloqueo cuando te asustas por defecto o por exceso. Por eso escribo, me desahogo, me transparento. Por eso busco la verdad apasionadamente, por eso no me conformo con menos luz de la que ahora soy capaz de soportar. ¡Cómo me escuecen hoy aquellos versos de Pedro Salinas! “Perdóname por ir así buscándote / tan torpemente, dentro de ti. / Perdóname el dolor, alguna vez. / Es que quiero sacar / de ti tu mejor tú. / Ése que no te viste y que yo veo, / nadador por tu fondo, preciosísimo...”

Estoy sintiendo el vacío, el hueco, la espera de tu respuesta. Sé que te he inundado de comunicación, que no he cesado de emitir, que llevamos días de permanente análisis. Quiero respetarte y esperar. Pero la ansiedad de tus palabras, de tu presencia, de tus luces, de tus conclusiones, de tus decisiones, me sigue torturando.

La relación de pareja se alimenta del caudal sanguíneo entre los esposos, de esa transparente comunicación continua, de esa sístole y diástole de dos corazones complementarios. Me doy cuenta que hay muchas formas de comunicación, como ese silencio paladeado al alimón cogiditos de la mano. Pero tengo la certeza de que las palabras constituyen el caudal principal de ese flujo recíproco. Sus formas, sus colores, su multiplicidad, sus matices, constituyen el medio ideal para esa comunicación íntima y completa que nos deje vacíos, volcados el uno en el otro, con las sensaciones claras y mullidas. Ya sé, ya sé Cariño mío, que a ti te gustan los signos, los detalles, las pausas y los silencios. Todo eso es imprescindible en la partitura de la vida. Pero las notas, lentas o fugaces, son esenciales en el pentagrama, imprescindibles en esa melodía de la ayuda mutua y la educación de nuestros hijos.

Soy un enamorado, lo siento con fuerza. Estoy enamorado de ti y de las palabras que me traen y me llevan a ti, como un columpio de brisas. Hoy me angustia no poder inundarte de palabras que lleven toda mi ternura a tu regazo, como pétalos de rosa, como mariposas multicolores, como chispas de luz que me iluminen tu rostro, tu verdadero rostro -tu fondo preciosísimo-.

Tú y yo estamos en plena madurez, amando la luz y los senderos de la plenitud. ¿Por qué nuestros miedos congelan las palabras? ¡Cómo espero que me ayudes a sembrar un jardín de palabras que nos identifiquen, que nos unan, que nos ayuden a trenzar esos lazos de ser que, hace tantos años, tú intuiste y siempre has confirmado! Te aseguro que en este momento estoy sobreviviendo de esperanzas. Te espero, te espero con un ramo de palabras verdes mientras te quiero en silencio >>.

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ECLESALIA, 17 de febrero de 2005

CARTA A LA IGLESIA DIOCESANA

Diócesis de Tenerife

ASOCIACIÓN COMUNIDAD DEL PUERTO

SANTA CRUZ DE TENERIFE (ISLAS CANARIAS)

ECLESALIA, 17/02/05.- Hemos seguido de cerca la situación de la Iglesia de Sao Félix de Araguaya (en el Estado de Mato Grosso, Brasil), donde el obispo Pedro Casaldáliga hubo de presentar la renuncia por cumplir los 75 años. El Vaticano, a través de la Nunciatura de Brasil, le exigía que saliese de la ciudad antes de la llegada del nuevo obispo, lo que sonaba más a una expulsión en toda regla que a un relevo cristiano. El obispo querría obedecer, pero la asamblea diocesana le pidió que no colaborase con esa práctica antievangélica de nombrar obispos sin consultar con la comunidad local y actuando en el secretismo. Al respecto, leímos el manifiesto de 118 representantes de toda la Prelatura, reunidos en Asamblea Pastoral, con la que expresamos nuestra solidaridad. Ciertamente, “el Evangelio pide otro modo de proceder” y “la Iglesia debe dar al mundo testimonio de respeto a los derechos humanos y de corresponsabilidad fraterna”. Afortunadamente llegan buenas noticias. Se ha hecho público el nombre de su sucesor, con fama de ser muy dialogante. También se dado marcha atrás, pues no sólo está en buen contacto con Casaldáliga, sino que éste se queda allí tal y como deseaba.

En este contexto, comentábamos la noticia publicada en algunos medios, de la próxima sustitución de nuestro obispo, previsiblemente a lo largo de este año, según ha confirmado el propio D. Felipe. Se daría una situación similar si el nombramiento del nuevo obispo se efectúa sin una participación real de la Iglesia afectada. Por ello, como un derecho y un deber en conciencia, junto con millones de católicos en todo el mundo, manifestamos nuestra disconformidad y nos sentimos en la obligación de denunciar el procedimiento actual del nombramiento de obispos. Es preciso decir, también, que la Iglesia somos todos: comunidades, movimientos, asociaciones, grupos y fieles en general, conjuntamente con el obispo, presbíteros y organismos diocesanos. Y todos, desde nuestra condición de miembros del pueblo de Dios, podemos y queremos participar en este proceso, pues es algo que nos incumbe. Acorde con la mejor tradición de la Iglesia de los primeros siglos, donde los obispos eran elegidos por las Iglesias locales, teniendo en cuenta la voz del pueblo y del clero (de la comunidad).

Pero no serviría de nada sólo hacer llegar nuestro parecer a la jerarquía eclesiástica, se requiere también que la renovación que pedimos la vayamos realizando nosotros mismos, dar pasos concretos en esa dirección, actuar en consonancia con lo que creemos. Nos parece, además, que ha llegado el momento de tener un obispo de nuestra tierra y de esta Iglesia local. Por lo que proponemos a Bernardo Álvarez Afonso, sacerdote y actual Vicario General de la Diócesis, para que sea nuestro hermano mayor y nos presida como obispo y pastor. Hay muchas razones que justifican su nombramiento: profundo conocedor de la realidad diocesana, abierto y renovador, talante pastoral, actitud dialogante, respeto a la pluralidad, preparación y capacidad de trabajo, cercanía al pueblo, conocido y querido por todos… Pero, sobre todo, por su dedicación, servicio y amor a la Iglesia. Por lo demás, reúne los requisitos que exige San Pablo al que ha de tener a su cuidado la Iglesia.

Es hora de cambiar y, como Iglesia que somos, también nosotros queremos colaborar en este cambio, al servicio del Reino, volviendo a las fuentes de la Iglesia naciente. En cualquier caso, habremos ayudado a tomar conciencia de que la Iglesia no puede seguir actuando con esos métodos que ponen de manifiesto una falta de respeto a la comunidad local. Dejando claro, no obstante, que sea como fuere la sucesión, la aceptaremos sin propiciar ningún tipo de tensiones, sin hacer comparaciones y sin traumas, y recibiremos al nuevo obispo con acogida fraternal, con espíritu abierto y con esperanza.

Asociación Comunidad del Puerto:  922 38 71 17  /  922 38 28 25

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ECLESALIA, 17 de febrero de 2005

ANTE LA GRAVEDAD DE LA DEPENDENCIA DE DROGAS EN ADOLESCENTES Y JÓVENES

En la campaña "De ti depende"

JÓVENES DE ACCIÓN CATÓLICA DE LA DIÓCESIS DE PLASENCIA, 12/02/05

HUERTAS DE ÁNIMAS (CÁCERES).

ECLESALIA, 17/02/05.- Los militantes de los Movimientos de jóvenes de Acción Católica de la Diócesis de Plasencia: J.O.C. (Juventud Obrera Cristiana), J.E.C. (Juventud Estudiante Católica), M.J.R.C. (Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos) y JUNIOR  (Movimiento General de Infancia de Acción Católica) reunidos para celebrar el IV Encuentro Diocesano y compartir lo trabajado sobre las toxicomanías en nuestros adolescentes y jóvenes en la campaña “De ti depende”

CONSTATAMOS: que una mayoría, cada más numerosa, de adolescentes y jóvenes de nuestros pueblos y barrios cae en un consumo de drogas -alcohol, porros, hachís, pastillas- de consecuencias muy graves.

DENUNCIAMOS QUE: El actual sistema neoliberal y la cultura que domina nos inducen al consumismo, a la búsqueda del placer y a una felicidad sin sentido. En los ambientes en que nos movemos está aumentando el fracaso escolar motivado por el actual sistema de enseñanza competitivo que busca la rentabilidad económica por encima de la atención real a las necesidades de los chicos/as, aparcando a los más débiles. Nuestros gobernantes, a la luz de estudios y encuestas sobre el consumo de drogas, hacen leyes, que están resultando ineficaces, que no abordan el problema y que sólo sirven para justificar presupuestos. A la adolescencia se la ve sobre todo como un problema y no como personas necesitadas de atención y formación. Los responsables de nuestra Iglesia están más preocupados por una pastoral de mantenimiento que por una pastoral misionera que implica estar presentes en los ambientes y acompañar a los jóvenes y adolescentes en unos procesos educativos y evangelizadores.

PEDIMOS: A nuestros políticos, municipales y autonómicos, que se comprometan en los pueblos pequeños y en los barrios mas desfavorecidos a poner los medios necesarios para un desarrollo mejor del ocio y el tiempo libre. A los responsables del sistema educativo que busquen los medios adecuados para acabar con el actual fracaso escolar. A nuestra Iglesia Diocesana, en proceso sinodal, que se muestre cercana, sencilla, atenta y comprometida con la actual situación de la juventud.

Nosotros por nuestra parte, fieles a la persona de Jesús de Nazaret, que se acercó, levantó y liberó a tantos de su tiempo, NOS COMPROMETEMOS: A estar presentes en nuestros ambientes de niños y jóvenes, con los compañeros de trabajo, de estudios, en nuestros pueblos y barrios. A continuar nuestros procesos educativos y evangelizadores a través de los Movimientos de Acción Católica.

Para más información: enriquecura@telefonica.net

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ECLESALIA, 18 de febrero de 2005

AYUNO Y ABSTINENCIA

¿Piezas arqueológicas?

MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@wanadoo.es

ECLESALIA, 18/02/05.-... Y si el ayuno y la abstinencia tuvieran un sentido traducido a nuestros días.

... Y si hay algo más que lo que ha quedado de cambio de carne por pescado.

... Y si para notar la falta o echar de menos apago el móvil, un buen rato.

... Y si cuando llego a casa no conecto inmediatamente la televisión.

... Y si, por un día, “ayuno” de información indiscriminada a todas horas.

... Y si no voy a hacer la compra al centro comercial, el domingo.

... Y si abro el ordenador para ver los correos, mañana, y hoy le escribo una carta a mano –de las de antes- a esa persona que está necesitando una palabra de consuelo.

... Y si me siento cinco minutos a no hacer nada.

... Y si escucho atentamente a mi hijo contándome lo que le ha pasado en el “cole”, como si no tuviera ninguna otra cosa que hacer en el mundo.

... Y si dedico otros cinco minutos más a pensar.

... Y si no me llevo el coche al trabajo y me llevo un libro al autobús.

... Y si “me abstengo” de charlas de café en las que parece vamos arreglar el mundo.

... Y si me compro un ramo de margaritas amarillas y admiro sin prisa lo bonitas que son.

... Y si le digo al jefe que hoy “ayuno” de reuniones urgentes a las ocho y media de la tarde.

... Y si antes de empezar o de acabar el día, dedico un rato a la oración o a la meditación.

... Y si, verdaderamente, el ayuno y la abstinencia fueran algo más que un par de “piezas arqueológicas” como las que se exponen en los museos, que nos recuerdan valores y formas pasadas.

...Y si, resulta, que tienen una significación para el mundo de hoy, en el que estamos saciados de todo y nos viene bien echar de menos -¿qué... la carne, el pesado, un poco de dieta?-, no, echar de menos el andamiaje en el que andamos “colgados”.

... Y si, después de unos días (40 pueden ser, eso dura la Cuaresma) de esta nueva forma de “ayuno y abstinencia” nos encontramos más ágiles, menos estresados, más contentos, además de confiados y atentos a nuestro interior y al de los demás... ¿será algo así el inicio de un camino de conversión?

Estamos llamados a convertirnos en personas felices. ¡Ojalá el ayuno y la abstinencia nos ayuden a descubrir quienes somos! Eclesalia, 18/02/05

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ECLESALIA, 23 de febrero de 2005

FORO MUNDIAL DE TEOLOGÍA Y LIBERACIÓN

Teología para otro mundo posible

JUAN JOSÉ TAMAYO, Director de la Catédra de Teología y Ciencias de las Religiones "Ignacio Ellacuría", de la Universidad Carlos III de Madrid y miembro del Comité Internacional para el II Foro Mundial de Teología y Liberación

MADRID.

ECLESALIA, 23/02/05.- Tuve la oportunidad, más aún, el privilegio de participar al Foro Mundial de Teología y Liberación sobre "Teología para Otro Mundo Posible", celebrado en Porto Alegre (Brasil) del 21 al 25 de enero de 2005, como firmante de convocatoria del mismo y como participante con una ponencia "El lugar de la Teología en Otro Mundo es Posible", y quiero compartir con otros colegas, que no estuvieron presentes, con otros intelectuales interesados por el fenómeno religioso en perspectiva liberadora y con creyentes de distintas religiones mi experiencia en ese evento. 

Tras participar en numerosos eventos similares, creo que el Foro Mundial ha sido un acto de refundación y de reformulación de la teología de la liberación en respuesta a los grandes desafíos que las nuevas coordenadas históricas nos plantean a las religiones y más en concreto a los teólogos y teólogas. Pero no sólo a los del Tercer Mundo, sino también a los del Primer Mundo, donde se dan también fenómenos de exclusión social, racial, sexista, cultural y religiosa. 

El presente informe es un avance de un estudio más amplio que se publicará en breve y remite a las actas con Foro Mundial de Teología y Liberación, cuya edición estamos preparando. Quienes deseen tener una información más completa del Foro pueden consultar la web: www.pucrs.br/pastoral/fmtl

Objetivos

Coincidiendo con el V Foro Social Mundial de Porto Alegre, en su horizonte, espíritu y contexto, hemos celebrado el FORO MUNDIAL DE TEOLOGÍA Y LIBERACIÓN "Teología para Otro Mundo Posible", del 21 al 25 de enero de 2005 en la ciudad de Porto Alegre (Brasil) con la participación de más de 150 teólogos y teólogas de todo el mundo, en torno a  tres objetivos específicos:

1. Establecer contactos y relaciones entre las distintas experiencias y reflexiones teológicas liberadoras en los diversos continentes.

2. Dar razón de nuestra esperanza activa, a través de lo realizado en los últimos años, de lo que se está realizando en el presente y de las perspectivas de futuro frente a los nuevos desafíos, en un mundo de fundamentalismos y de violencia entre las religiones, pero también de efervescencia de movimientos sociales.

3. Vincular nuestras prácticas y  nuestras reflexiones teológicas liberadoras con la reafirmación de la construcción de "Otro Mundo Posible".

Organizaciones convocantes

La organización corrió a cargo no de representantes de iglesias, sino de instituciones y personas que trabajan en teología en sintonía con el FSM con el compromiso de transformar nuestro planeta. Las instituciones organizadoras fueron ocho, todas ellas latinoamericanas:

- Asociación Ecuménica de Teólogas y Teólogos del Tercer Mundo (Assett/Eatwot), nacida en 1976 para promover el diálogo entre teólogos y teólogas pertenecientes a diversas iglesias cristianas de Asia, África y América Latina y minorías del Tercer Mundo, con voluntad ecuménica y de apertura a las religiones del mundo.

- Amerindia, red de personas creyentes latinoamericanas comprometidas en la actualización de la teología de la liberación y en la renovación de la pastoral latinoamericanas siguiendo la herencia actualizada de Medellín, Puebla y Santo Domingo. 

- Centro Ecuménico de Servicio a la Evangelización y Educación (CESEP), nacido en 1983 bajo la inspiración de la educación popular liberadora del pedagogo Paulo Freire, e impulsado por un grupo de obispos, pastores, teólogos y teólogas, biblistas y cientistas sociales, con el objetivo de formar a los líderes populares, dirigentes de comunidades y agentes de pastoral de las distintas iglesias cristianas.

- Sociedad de Teología y Ciencias de la Religión (SOTER), fundada en 1985 por un colectivo de teólogos católicos de varias regiones de Brasil con perspectiva ecuménica para incentivar y apoyar la enseñanza y la investigación en los campos de la teología y de las ciencias de la religión.

 

- Centro Ecuménico de Evangelización, Capacitación y Asesoría (CECA), organización de ecuménica nacida en 1973 en el contexto de la lucha por la democratización de Brasil y de América Latina y ubicada en Sâo Leopoldo (Río Grande do Sul), con los siguientes objetivos: asesorar a movimientos populares y actividades de iglesias cristianas; fomentar le ecumenismo y el diálogo interreligioso; promover intercambios entre las diversas experiencias pastorales; elaborar estudios orientados a la ayuda en las acciones a realizar en los terrenos pastoral y social.  

 - Escuela Superior de Teología (EST), centro de información e investigación teológica de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil, que promueve la formación académica y fomenta la investigación científica en teología y áreas afines.  

- Pontificia Universidad Católica do Río Grande do Sul (PUCRS), de la Congregación de los Hermanos Maristas, que, a través de la enseñanza, la investigación y la extensión cultural, trata de compaginar la cualificación profesional y la formación humanística, que desemboca en una formación integral. En la sede de dicha Universidad se celebró el FORO.

 - UNISINOS, de la Compañía de Jesús, cuyo compromiso es promover la formación integral de la persona y su capacitación para el ejercicio profesional, potenciar el aprendizaje continuo y la actuación solidaria para el desarrollo de la sociedad, a partir de los principios de la educación para la vida, la transdisciplinariedad y el desarrollo regional. En la página web de la Universidad puede leer una larga entrevista que me hizo la revista IHU On-Line con motivo de los dos  Foros: www.ihu.unisinos.br

El Comité organizador estuvo formado por un representante de cada asociación organizadora: Diego Irarrázabal (Asstt/Eatwot), Evilázio Borges Teixeira (PUCRS), José Oscar Beozzo (CESEP), Paulo Fernando Andrade (SOTER), Romy Márcia Bencke (CECA), Rosa María Serra Bavaresco (UNISINOS), Rudof von Sinner (EST) y Sergio Torres (Amerindia). El Secretario Ejecutivo fue Luiz Carlos Susin, profesor de teología de la Pontifica Universidad Católica de Río Grande do Sul.

La carta de convocatoria estaba firmada por once teólogos y teólogas de Asia, África, América Latina, Europa y América del Norte: Leonardo Boff (América Latina), Elsa Tamez (América Latina), Antonio Aparecido da Silva (América Latina), Juan José Tamayo (Europa), Rosino Gibellini (Europa), KC Abraham (Asia), Michael Amaladoss (Asia), Virginia Fabella (Asia), Jean Marc Ela (África), Robert Schreiter (Norteamérica), Meter Phan (Norteamérica).

Entre los numerosos apoyos al Foro cabe destacar dos: Rigoberta Menchú, que envió un informe en el marco de un diálogo de civilizaciones para la comprensión de otras culturas y civilizaciones; y el del cardenal brasileño Alosio Lorscheiter, para quien "la teología de la liberación es válida para todos los continentes y el lema de la revolución francesa 'igualdad, libertad y fraternidad' sigue vigente". 

El Congreso se inició con un discurso de Luiz Carlos Susin, secretario ejecutivo del Foro, quien hizo un recorrido por las distintas etapas de preparación del evento, a partir de la tercera edición del FSM celebrado en Porto Alegre en 2003, en la que, ante la presencia de numerosos teólogos y teólogas, se consideró oportuno celebrar un Encuentro de Teología en el horizonte del Foro. Ese mismo año en julio se celebró el Encuentro sobre "Cristianismo en América latina y el Caribe", donde ya se acordó la celebración del Foro Mundial de Teología y Liberación. 

Panorama de la teología por regiones

Dos fueron los momentos del Foro. El primero consistió en la exposición del panorama mundial de la teología a través de informes sobre la situación de los movimientos y las teologías de la liberación en los distintos continentes, que incluyeron reflexiones específicas en torno a teologías feministas, teología indígena, dalit, afroamericana, minjung, ecológica, diálogo interreligioso, etc. Cada informe incluía una breve historia de los movimientos liberadores más significativos y de la teología de la región; los diferentes enfoques teológicos: etnia, género, cultura, política, economía, teología pública, diálogo interreligioso; sujetos, actores, espacios, crisis, dificultades e implicaciones de las prácticas teológicas; horizonte global de pensamiento e inquietudes en que se desenvuelve la teología en cada región. A esta temática se dedicó el primer día del Foro.

Teología asiática

La situación de la teología asiática fue expuesta por Felix Wilfred, de la India y por Emelina Villegas, de Filipinas. ¿Tenemos que dejar nuestros vestidos asiáticos para ponernos los vestidos europeos?, se preguntó Wilfred, quien justificó la propuesta de Amatya Sen, premio Nobel de Economía, de rechazar la ayuda extranjera para atender a los damnificados del Tsunami, apelando a que si es obligación de los ricos ayudar a los pobres, es obligación de éstos pensar lo que pueden sin la ayuda de los ricos. La relación del Tercer Mundo con el Primer Mundo no puede estar basada en la caridad.

Se ha producido un cambio fundamental en la relación entre teología asiática y teología europea. La primera ya no necesita de la aprobación de la segunda. Las teologías asiáticas como la mitjung, la dalit, las teologías tribales parten de experiencias religiosas de los oprimidos entre la conformidad y la resistencia, y utilizan esas experiencias para su propia liberación. Esa perspectiva permite un tratamiento estimulante de los grandes temas del cristianismo: Dios, Jesús de Nazaret, etc.

La teología de las religiones que se elabora en Asia no lleva a una crisis del cristianismo, sino que ayuda a superar dicha crisis. Entre las nuevas perspectivas de la teología cristiana asiática están la escucha y atención a las interpretaciones no cristianas de la realidad, el impacto de la reinterpretación de los evangelios de Ramakrishna y de Gandhi, el enfoque feminista. Todo ello en un contexto interreligioso.

Los desafíos que tiene delante la teología asiática pueden resumirse así: crear comunidades transconfesionales, interespiritualidades; aprender el arte de negociar las fronteras, los límites; compaginar la dialéctica de la profecía y del enraizamiento; entender la teología como cuestionamiento, no como seguridad.

Teología africana

La situación de la teología africana fue expuesta por Ramathete Dolamo de Sudáfrica, y por Emmanuel Martey, de Ghana. África se caracteriza por una pluralidad de religiones, de culturas y de lenguajes y por conflictos étnicos y religiosos. La gente no está contra las religiones, sino contra religión institucionalizada. La religión es una realización de lo humano, es fuerza de vida. Todas las religiones respetan la vida y tienen como objetivo crear comunidades igualitarias. Con todo impiden, a veces, que los países africanos sean libres, independientes. El cristianismo antiguo no es diferente de las otras religiones. África es un continente patriarcal, pero hoy cuenta con relevantes teólogas.

La teología negra en África es una respuesta al dominio blanco, al poder capitalista y a la dominación de la mujer por el varón. Primero se manifestó contra el apartheid, a partiré de un análisis de raza. En una segunda fase recurrió al análisis marxista para luchar de manera más eficaz contra el capitalismo. La tercera fase se caracteriza por la perspectiva feminista, que busca la liberación política, cultural y de género. Hoy la teología africana intenta articular de manera armónica e indivisa la inculturación y la liberación.

Teología europea

El informe sobre la teología europea corrió a cargo de Rossino Gibellini, de Italia, y de Sabine Plonz, de Alemania. Gibellini distinguió cuatro movimientos del quehacer teológico en Europa durante el siglo XX: a) la teología de la palabra, de Karl Barth y Urs von Balthasar, preocupada por la identidad cristiana y la especificidad del discurso teológico; b) la teología preocupada por la relevancia del cristianismo en la cultura moderna; teología  que se entiende como desarrollo del mensaje bajo dos polos: el de la experiencia de sentido y el de la revelación, y que se hace solidaria con el propio tiempo; se caracteriza por la búsqueda de la convergencia, y no de la identidad; c) teología bajo el giro político, que se plantea la relación entre teoría y praxis y se entiende como saber práctico con responsabilidad pública; que asume los desafíos de la Ilustración, de Auschwitz y del Tercer Mundo.

Hoy la teología, al menos la oficial, parece desplazarse del giro antropológico y político a la preocupación por la identidad. La recepción de la teología de la liberación resulta más difícil en tiempo de miedo. La espiritualidad que predomina es la que tiende a privatizar la experiencia cristiana. En el este europeo y la Rusia ortodoxa se está experimentando una evolución contraria a la teología de la liberación. Pero también puede hablarse de una recepción positiva de la teología de la liberación por la teología europea, en temas como la opción por los pobres, el Dios de la vida y el diálogo interreligioso.

Entre los desafíos más importantes de la teología europea Sabine Plonz destacó los aspectos de la liberación de las mujeres desde la economía, la teología y la religión, la necesaria concientización de los varones y el problema de los millones de inmigrantes que llegan a Europa.     

Norteamérica

El panorama de la teología norteamericana fue expuesto por tres voces: Dwight Hopkins, de Estados Unidos, Michel Beaudin y Lee Cormie, de Canadá. El primero destacó la necesidad de hacer teología para la sociedad y desde la sociedad, y no sólo para las iglesias y desde las iglesias. Los teólogos canadienses subrayaron la existencia de muchas voces en la teología de su país: feministas y ecofeministas, asiáticas e hispanas, homosexuales, y llamaron la atención sobre el poco diálogo que existe entre las diferentes teologías de la liberación. En la base de dichas teologías existen importantes experiencias ecuménicas, movimientos de solidaridad Norte/Sur, reivindicaciones ecológicas y, en el fondo, el problema de las identidades. Toronto, por ejemplo, es la ciudad con mayor nivel de diversidad de todo el mundo.

América Latina y Caribe

La teóloga brasileña Tânia Mara y el teólogo colombiano Ignacio Madera describieron el panorama de la teología en América latina y Caribe. Tânia describió la teología como espacio de sabores y saberes, y la liberación como anuncio de caminos recorridos, referencia  y espacio en el que se mueve mucha gente. La pluralidad de teologías latinoamericanas es la expresión de la complejidad de lo real. Entre las categorías comunes a estas teologías se refirió a la corporeidad. Un dato que está en el centro de estas teologías es el pluralismo religioso, que reclama la práctica del diálogo inter-religioso como lugar de experiencia y de espiritualidad. Ignacio Madrea centró su análisis en el tránsito de una teología y de unas prácticas, la de los primeros años de la teología de la liberación, quizás más espectaculares, a las actuales, quizás más modestas y experienciales: las dos igualmente necesarias y creativas, cada una en su momento histórico.

Bibliografía

Lo que he expuesto ha sido un apretadísimo resumen de las intervenciones de los teólogos y teólogas por regiones. Para quienes deseen profundizar en cada una de estas teologías, remito a una breve bibliografía: (Eclesalia, 23 de febrero de 2005)

- M. Amaladoss,  Vivir en libertad. Las teologías de la liberación del continente asiático, Verbo Divino, Estella (Navarra), 2000.

- F. Balasundaram, Teología cristiana asiática contemporánea, Verbo Divino, Estella (Navarra), 1999.

- I. Ellacuría y J. Sobrino, Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, Trotta, Madrid, 1990

- K. Mana, Teología africana para tiempos de crisis, Verbo Divino, Estella (Navarra), 2000.

- M. A. Oduyoye y M. R. A. Kanyore (eds.), Mujer, tradición e Iglesia en África, Verbo Divino, Estella (Navarra), 2003.

- A. Pieris, Liberación, inculturación, diálogo religioiso. Un nuevo paradigma desde Asia, Verbo Divino, Estella (Navarra), 2001.

- J. J. Tamayo, Teología, pobreza y marginación. Una reflexión desde Europa, PPC, Madrid, 1999.

- Id., Nuevo paradigma teológico, Trotta, Madrid, 2004, 2ª ed.

- Id., Fundamentalismos y diálogo entre religiones, Trotta Madrid, 2004

Criterios para el tratamiento de los temas

Los días siguientes, del 22 al 25 de enero, estuvieron dedicados a tratar los temas teológicos específicos, siempre en relación con la temática y la perspectiva del Foro Social Mundial. Los criterios en el tratamiento de los temas fueron los cinco que explicito a continuación:

- Principios liberación y opción por los pobres: que inspiraron la teología de la liberación desde sus orígenes y que resultan irrenunciables; remiten a los orígenes del cristianismo y han estado presentes en los todos los momentos de su historia, en los movimientos proféticos y comprometidos con la justicia y la solidaridad.

- Principio ecuménico, que se encuentra en las distintas teologías de la liberación: la latinoamericana, la africana,  la asiática, que se han desarrollado en diálogo y sintonía entre las distintas iglesias cristianas.

- Principio interreligioso, muy presente en teologías de la liberación como la asiática y la africana desde su nacimiento, y recientemente también en el cristianismo latinoamericano, sensible a la riqueza cultural y religiosa del continente.

- Principio de historicidad, es sin duda una de las principales aportaciones de Ignacio Ellacuría, con su método de historización de los grandes conceptos del cristianismo

- principio de interdisclinaridad, una constante en las teologías modernas y en las teologías de la liberación, que se elaboran en diálogo con otras disciplinas, con las ciencias sociales, las ciencias de la vida y las ciencias de las religiones.

Diagnóstico sobre nuestro tiempo

Esta segunda parte del Foro se abrió con una ponencia de Boaventura de Sousa Santos, profesor de la Universidad de Coimbra y uno de los inspiradores y responsables del Foro Social Mundial. Tras mostrar su interés por la relación entre ciencias sociales y teología, subrayó un fenómeno paradójico que le preocupa: la significativa y creciente presencia de personas creyentes de distintas religiones en los 5 Foros Sociales Mundiales -el 63% de los participantes en ellos- han declarado ser personas religiosas, frente a la ausencia casi total de de espacios para el estudio de las religiones, sobre todo en las tres primeras ediciones.

Boaventura ofreció un riguroso diagnóstico sobre nuestro tiempo, en el que analizó críticamente las discrepancias entre experiencias y expectativas de un mundo mejor y las cinco monoculturas en las que vivimos instalados; monoculturas que desperdician la experiencia:

- Monocultura del saber: que sólo valora y reconoce el saber riguroso, científico.

- Monocultura del progreso, del tiempo lineal, del progreso: la historia camina en sentido único. Lo que implica que sólo se valora el mundo avanzado, desarrollado, mientras se considera residual y obsoleto lo demás. En esto tienen cierta responsabilidad los teólogos.

- Naturalización de las jerarquías: se consideran normales las jerarquizaciones del mundo en razón de la raza, la etnia, la clase, el género, etc.

- Monocultura de lo universal descontextualizado: sólo se considera válido lo universal abstracto, sin contexto. Lo opuesto a lo universal es lo vernáculo, que carece de validez. Lo global tiene precedencia sobre lo local.

- Monocultura de la productividad: quien no produce es un vago, un haragán, y debe ser excluido.

Las cinco monoculturas generan actitudes de desprecio por lo no creíble y lo ausente, por el ignorante, el inferior, el local y el improductivo.

Las religiones han contribuido mucho al desarrollo de esas monoculturas. A juicio se de Sousa Santos, hay una continuidad entre los misioneros y Condolezza Rice en su pretensión de llevar la verdad, la salvación, la democracia a los pueblos.

La teología y las religiones, empero, pueden jugar un papel muy importante para la salida de esta situación, radicalizando la democracia y los derechos humanos como forma de luchar contra la exclusión, luchando por la eliminación de eliminando las cinco monoculturas y por la creación de cinco ecologías.  Toda teología de la liberación tiene que ser ecológica, debe hacer una reflexión sobre el colonialismo y la descolonización y ha de reflexionar sobre el fundamentalismo. Toda teología de ser pluriversal, debe traducirse pluriversalmente como teología de la traducción, de la diversidad; debe perder la ortodoxia y aceptar un bricolage. Ha de colocar la práctica de la trascendencia en la trascendencia de la práctica. Se trata, en definitiva, de optar por la salvación o por el caos.

Cinco fueron las reflexiones conclusivas de Sousa Santos, que quedaron como aforismos en el Foro, que se convirtieron en la verdadera agenda de trabajo del Foro:

- La salvación que se predica y anuncia para otro mundo debe ser posible y real en este mundo.

- Tenemos el derecho a ser iguales cuando la diferencia nos margina e interioriza.

- Tenemos derecho a ser diferentes cuando la igualdad nos descaracteriza.

- No podemos pensar sólo el poder del Imperio, hay que pensar también las fragilidades del Imperio.

- Hay, hay que valorar cada vez más positivamente los Foros Sociales Mundiales, ya que al menos han cambiado la agenda del Foro Mundial de Davos.

Posibilidades del mundo de hoy para la teología y lugar de la utopía

La ponencia de de Sousa Santos hizo que el Foro Mundial de Teología y Liberación se ubicara en la realidad mundial y no se quedara en el terreno de la abstracción, como suele suceder a la teología, incluida la teología de la liberación. A partir de ella se empezaron a plantear los grandes problemas y posibilidades del mundo actual a la teología con aportaciones muy relevantes de teólogos y teólogas del Primer Mundo y del Tercer Mundo. El alemán Ulrich Duchrow hizo un análisis muy sugerente y crítico sobre  las dos opciones que tiene delante la sociedad moderna: la vida o el capital. Para él, el capitalismo es una economía totalitaria que ha surgido de la introducción de una forma específica, absoluta, de propiedad: la propiedad privada. La pregunta que se plantea Duchrow es la siguiente: ¿qué teología para responder a los problemas de los pobres y excluidos. El desarrollo de estas ideas se encuentra en su libro, escrito con Franz Himkelammert, La vida o el capital. Alternativas a la dictadura global de la propiedad nea de su libro.

La teóloga india Deenabandhu Manchala reflexionó sobre la teología dalit, una teología que recoge el grito de 250 millones de personas sin casta de India y del sudeste asiático, que son víctimas de un sistema cerrado de clases y de un orden social enraizado en el hinduismo brahmánico. La casta ha sido utilizada por el poder político para sustituir la solidaridad por la competitividad.

Fue en este contexto en el que se planteó el lugar y las posibilidades de las utopías. La teóloga coreana Cheng Huyn Kyung presentó los movimientos feministas y ecologistas mundiales como lugares privilegiados de utopías. Los movimientos feministas intentan superar los dualismos público-privado y cuerpo-espíritu, y promueven las pequeñas utopías de la cotidianidad. Los movimientos ecologistas llaman a la tierra madre-amante, tierra orgánica-orgásmica verde y la ven como un organismo viviente. Son movimientos interreligiosos, con presencia de movimientos laicos. Llaman a amar y salvar la tierra e invitan a mirar la vida. Y con el análisis, las propuestas que Hyun Kyung resumió así: es necesario pasar de una a varias utopías incorporadas y posibles; de una vida fantástica a la vida en plenitud, de ningún lugar a tierra verde aquí y ahora. ¡Otro mundo es posible cuando lo hacemos posible!

El teólogo brasileño Leonardo Boff mostró que vivimos en un mundo en crisis,  y eso hace necesarias las utopías, que nacen para reforzar la esperanza. Las dos grandes utopías hoy son: la salvaguarda de la tierra y la de la unidad de la familia humana en respuesta al doble grito: el de la tierra y el de los seres humanos empobrecidos. Es necesario incorporar la liberación de la tierra al proyecto de una teología liberadora. El ser humano no nació de la tierra, sino que es la propia tierra. Las actitudes, por tanto, han de ser cuidado de la tierra, feminismo y espiritualidad.  

No debe olvidarse, empero, la salvaguarda de la familia humana. La economía vive hoy bajo el signo de la competitividad: hace de los diferentes, desiguales, y de desiguales, sobrantes. Las actitudes para dicha salvaguarda son: radicalizar la democracia, rescatar los valores de la solidaridad, la compasión y la reverencia. Tierra y humanidad forman una unidad; tienen un mismo destino. La función de la teología será, entonces, hoy y en el futuro, salvar esta unidad entre la tierra y la humanidad.

Hubo importantes e interpelantes reacciones a ambas ponencias. La teóloga paraguaya Graziella Chamorro llamó la atención sobre el riesgo de idealización en las dos ponencias al no tener en cuenta dos variables fundamentales muy presentes en la historia humana y en la naturaleza: el mal y las catástrofes naturales. La teóloga cubana Ofelia Ortega dijo que lo que ha salvado a Cuba no ha sido el turismo, sino la vuelta a la tierra. Tissa Balasuriya, teólogo de Sri Lanka llamó la atención sobre la posible peligrosidad de la utopía. La tierra es de todos, es verdad, pero el mapa está tomado por los europeos, quienes han arrebatado nuestras propiedades. Asia conforma el 56% de la población mundial: para este continente no hay utopía. Unas de las condiciones para el logro de la utopía en el continente asiático es salir de la cristiandad occidental. El teólogo catalán Jaime Botey hizo ver que estamos sin propuestas para la economía y la ecología. Frey Betto matizó que el auténtico nombre de utopía hoy es miopía, que el auténtico nombre de globalización es glocolonización y que era necesario pasar el agronegocio a la agroteología. . El teólogo indio Felix Wilfred preguntó por el lugar de la tecnología y de la manipulación genética en las utopías. Boff respondió que hemos de estar vigilantes ante los avances de la ciencias, pro no podemos ser oscurantistas. Se necesita una ética y una correcta articulación entre ecología mental y ecología corporal.

Dios en  perspectiva de género

"Dios para Otro Mundo Posible" fue otro de los núcleos centrales del Foro, que ocupó el debate del tercer día, el 23 de enero. La teóloga brasileña Wanda Deifelt habló del contexto social, lenguaje e imágenes de Dios y, en la línea de Sallie McFague, defendió un lenguaje metafórico sobre Dios, pero con múltiples metáforas, no una sola, para expresar  la pluralidad de visiones sobre lo divino; una sola metáfora desemboca en una concepción dictatorial de Dios  en la negación de la alteridad. ¿Y la metáfora de Dios como padre? La Teología feminista no niega esa metáfora, lo que critica es la absolutización, el exclusivismo y  el abuso que se hace de ella  para justificar el patriarcado. Habría que decir, siguiendo a Mary Daly, si Dios es padre, el padre es Dios y no puede ser cuestionado.

Elsa Tamez comenzó preguntándose por el grado de complicidad de las iglesias en las actuales situaciones de feminización de la pobreza, con mayor excusión de las mujeres indígenas y negras, y en los asesinatos de género –feminicidio- causados por la sociedad patriarcal. ¿Tiene sentido, en este contexto, hablar del género de Dios? Efectivamente, porque está en la base de lo dicho. Se dice que Dios no tiene género, pero en la encarnación, Dios toma el género del varón y la imaginería de Dios es patriarcal. Las imágenes llevan la marca de las experiencias que se viven y todas refuerzan el poder del varón en la sociedad. De ahí la pregunta: ¿es suficiente con feminizar esas imágenes para que se resuelva el problema? Las imágenes femeninas pueden ser tanto constructivas como destructivas, igualmente liberadoras que alienantes para las mujeres, como demuestran los textos sagrados de las distintas religiones. Tamez cree que las imágenes femeninas para hablar de Dios son un paso importante y en principio son positivas. Es verdad, pero en el debate yo planteé que el uso de imágenes femeninas sobre Dios corre el peligro de reproducir los roles y estereotipos del patriarcado y de reforzarlos más todavía para seguir legitimando religiosamente, con la apelación a Dios, el dominio de los varones. Yo prefiero utilizar imágenes que tienen que ver con las relaciones interpersonales, con la naturaleza y con la vida y que no expresen relaciones de poder-sumisión. Creo, además, que no se puede absolutizar la categoría de género; hay que articularla con otras categorías: etnia, raza, cultural, clase social. Me parece muy acertada la propuesta de Tamez de elaborar una teología que no sirva de base a dichos fenómenos excluyentes y destructivos de la vida de las mujeres.

La teóloga Evangeline Anderson-Rajkumar partió de algunos datos preocupantes: a) la trivialización e incluso la negación de los temas de género, la insensibilidad e incluso el malestar hacia los problemas de género; b) el pensamiento dualista –filosófico y teológico- convierte el patriarcado, a Dios-Padre y a la organización patriarcal en norma; c) en el cristianismo se pretende fundamentar bíblicamente la invisibilidad de la mujer; de las iglesias cristianas se muestran insensibles hacia las injusticias de género. Y una pregunta: ¿por qué las iglesias no convierten la justicia de género en verdad teológica, en mandato de fe? Hizo una apelación a la osadía, a partir de la igualdad entre hombres y mujeres, de que hombres y mujeres fueron creados y creadas a imagen de Dios. Esto no puede quedarse en el plano de las ideas; implica compartir los recursos y las responsabilidades en el poder.

Futuro de la religión: fundamentalismo, modernidad y diálogo inter-religioso

El cuarto día reflexionamos sobre la Religión para Otro Mundo Posible, a partir de una conferencia del teólogo francés Claude Geffré sobre El futuro de la religión entre fundamentalismo y modernidad". Describió el escenario de las religiones en el mundo actual: pluralismo religioso, proliferación de nuevos movimientos religiosos con tendencia a un supermercado de religiones, vivas o muertas, tendencia al sincretismo, resurgir de los fundamentalismos e integrismos como reacción frente a la globalización excluyente y al relativismo religioso, desprestigio de las utopías modernas, creencias flotantes, pérdida de credibilidad del cristianismo y de la racionalidad -¿van parejas?-, fragmentación de la verdad. El verdadero drama del fundamentalismo religioso es: sacralizar el texto, identificarlo con la palabra de Dios y no utilizar la interpretación.

Tres fueron las propuestas de Geffré sobre el futuro de las religiones. Una es el diálogo entre ellas, ya que todas habitan una casa común en la cultura planetaria y deben abrirse a la conciencia universal –a cuya luz deben releer sus tradiciones-, a una ética global y a los derechos humanos. La segunda consiste en salir del encierro religioso en que suelen caer, estableciendo una interrelación entre éticas civiles y morales religiosas. La tercera es defender la laicidad como factor de tolerancia entre las religiones y entre éstas y los estados. Y como línea general, el diálogo inter-religioso.

Las aportaciones de Geffré fueron muy clarificadoras y apuntaron perspectivas de futuro muy positivas para el futuro de las religiones. Pero el teólogo francés ofreció quizás una imagen muy idealista de la modernidad, que yo cuestioné en el debate, mostrando cómo la modernidad nació y se desarrolló aquejada del virus fundamentalista al absolutizar el capitalismo como único modelo económico, la raza blanca como superior, la cultura occidental como la más desarrollada, la democracia liberal como únia forma de democracia, y al fomentar fenómenos como la colonización y el imperialismo. Es algo en lo que abundó la teóloga Suy Suy, para quien el diálogo inter-religioso tiene que liberarse del colonialismo, del patriarcalismo de las religiones y avanzar hacia la cooperación.

La exposición de Geffré se vio enriquecida con dos paneles. Uno sobre "Religión y mercado", en el que participaron el teólogo brasileño de origen coreano Jung Mo Sung, quien analizó el secuestro del mandamiento del amor, de los deseos y de la experiencia de Dios y propuso y abogó por una va la teología de la gratuidad, y el economista tanzano Rogate Mshana, quien analizó los ítems morales de la teoría de los mercados, que dejan del lado a los pobres y a los que sólo acceden los mercaderes. El segundo panel se centró en la relación entre "Religión y poder", con dos intervenciones: la de l teólogo indio K. C. Abraham y la del noruego Sturla Stalsett, quien subrayó la invulnerabilidad como síndrome del poder, y subrayó la vulnerabilidad como base del ser humano frente a la invulnerabilidad, que es algo inhumano.

Teología para otro mundo posible

El ultimo día estuvo a reflexionar sobre el tema específico del Foro: Teología para Otro Mundo posible, que se inició con una conferencia del teólogo indio Michael Amaladoss "El Dios de todos los nombres y el diálogo inter-religioso", en la que se preguntó si las religiones pueden colaborar en Otro Mundo Posible o son parte del problema, dada, por ejemplo, su permanente conflictividad y su responsabilidad nada desdeñable en la violencia. Hizo un análisis de las tres principales tendencias de la teología cristiana en relación con las religiones: la excluyente que proclama "fuera de la Iglesia no hay salvación"; la inclusiva, que concede cierto valor a las religiones no cristianas, si defiende que el camino verdadero es el cristianismo; el pluralista, que considera el cristianismo como un camino, pero reconociendo que hay otros caminos. Se trata, sin embargo, de una tipología con la que muchos no nos sentimos cómodos. Para superar los esquematismos en que incurren las tendencias indicadas, es necesario empezar por el punto de partida de la teología de la liberación: la experiencia humana y la fe como praxis, dos elementos que la reflexión teológica debe correlacionar. Es en este contexto en el que puede y debe hablarse de diálogo interreligioso.

Lise Baroni, canadiense, y Enrique Dussel, catedrático de ética en el departamento de filosofía de la UAM y en la UNAM (México) hicieron unas reflexiones sugerentes sobre ética y política. Dussel propuso la elaboración de una nueva teología de lo político, de una teología positiva y creativa del estado como mediación en la reconstrucción del reino de Dios.  

El último panel del Foro giró en torno a "El lugar de la Teología en Otro Mundo Posible". Lo compartíamos la teóloga nigeriana Thereza Okure y yo, pero al no presentarse la teóloga nigeriana lo desarrollé yo solo. Tras más de sesenta horas de conferencias, paneles, debates y trabajos por grupos, poco nuevo podía aportar. Por eso lo que ofrecí fueron una serie de propuestas, que definí como "nuevos horizontes para elaborar una Teología históricamente significativa para una Teología de otro Mundo", y resumo en los siguientes: horizonte intercultural, horizonte interreligioso e interespiritual, horizonte hemenéutico, horizonte feminista, horizonte ecológico, horizonte ético-práxico, horizonte utópico, horizonte político, horizonte simbólico. Propuse también las nuevas categorías para el nuevo paradigma tomadas de cada horizonte abierto. Mi tesis es que el lugar de la teología no puede ser Davos, donde se reúnen los globalizadores neoliberales, sino Porto Alegre, donde nos encontramos los movimientos altermundializadores, que luchamos por que Otro Mundo sea Posible. Quienes deseen leer completa mi ponencia pueden consultar la página web del Foro: www.pucrs.br/pastoral/fmtl

El futuro

El Foro Mundial de Teología y Liberación para Otro Mundo Posible no es un evento puntual. Tendrá continuidad en el futuro y seguirá muy vinculado a la agenda del Foro Social Mundial. Se está perfilando un Comité Internacional que se hará de la celebración del II Foro Mundial, previsiblemente el año 2007, coincidiendo con el Foro Social Mundial que parece tendrá lugar en África. ¿El Cairo, quizás?  

Es una prueba más de que el huracán de la globalización neoliberal no se ha llevado por delante a la teología de la liberación. Ésta sigue viva cuarenta años después de su nacimiento, está extendida por todos los continentes, se ubica en los diferentes contextos neoculturales, sociales y políticos, tiene muchos nombres y rostros e intenta responder con modestia y creatividad a los grandes desafíos del cambio de era que estamos viviendo. La teología de la liberación no se mueve en el horizonte de la razón pura, sino de la razón práctica y se reconstruye en los procesos históricos en sintonía con los movimientos sociales. Ésa es la mejor garantía de su continuidad, acompañando los procesos emancipatorios y liberadores de la Humanidad. Eclesalia.

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ECLESALIA, 24 de febrero de 2005

LA IGLESIA EN UN ESTADO ACONFESIONAL*

RAFAEL SANUS ABAD, obispo dimisionario

VALENCIA.

ECLESALIA, 24/02/05.- Unos de los documentos más significativos y más importantes del Concilio Vaticano II es el “Dignitatis humanae”, la “Declaración sobre la libertad religiosa”. No afecta a ninguna verdad fundamental de la fe cristiana y, por lo tanto, no tiene un carácter dogmático, pero ha supuesto un giro de 180 grados en el comportamiento de la Iglesia con respecto a la moderna sociedad civil, pluralista y democrática. En España tuvo una gran repercusión. Dicen los historiadores del Concilio que este documento, más que ningún otro, despertó a los obispos españoles, envueltos en la nube del nacional catolicismo, de su “sueño dogmático”. Se acabó el Estado confesional como Estado ideal para la Iglesia católica. En este documento, sobre todo, se apoyó el Cardenal Tarancón, para conducir a la Iglesia española hacia los nuevos horizontes abiertos por el Concilio. El Cardenal Tarancón no era un intelectual, ni un teólogo, pero poseía una poderosa inteligencia, lúcida y realista, con un sentido del humor capaz de relativizar todo lo que no era esencial. Y, además, era un hombre de acción, un organizador nato, una espléndida versión del “pensat i fet”. Sin duda era un valenciano químicamente puro en el que todos nos podemos reconocer un poco.

Comienza este documento constatando, y lo que es mucho más importante, asumiendo, lo que constituye el núcleo esencial de la antropología moderna: que la dignidad de la persona humana se apoya en la libertad: “La dignidad de la persona humana, afirma el Concilio, se hace cada vez más clara en la conciencia de los hombres de nuestro tiempo, y aumenta el número de quieres exigen que los hombres, en su actuación, gocen y usen de su propio criterio y de una libertad responsable, no movidos por coacción sino guiados por la conciencia del deber” (DH 1). Creo que es la primera vez que la Iglesia, de un modo explícito y solemne, hace suyo el espíritu de la modernidad: “que los hombres en su actuación gocen y usen de su propio criterio”, es decir, que los hombres actúen desde la libertad, y desde la racionalidad, puesto que la razón es el fundamento de la libertad. Todavía la Iglesia no ha deducido todas las consecuencias de este principio y parece que sigue teniendo miedo a la libertad y al principio de la primacía absoluta de la razón, que es el axioma tan fervorosamente proclamado por la Ilustración. La Ilustración sigue siendo la asignatura pendiente de la Iglesia. Naturalmente eso no quiere decir que la Iglesia acepte y bendiga todo lo que hay en la cultura contemporánea, pero sí que lo considere con amplitud de miras y con voluntad de diálogo.

El fundamento bíblico de esta doctrina lo encuentra el Concilio en el comportamiento de Cristo “que atrajo pacientemente e invitó a sus discípulos” y añade una muy importante observación: “Cristo, sabiendo que se había sembrado cizaña junto con el trigo, mandó que los dejaran crecer a ambos hasta el tiempo de la siega, que se efectuará en el fin del mundo” (DH 11). ¡Qué admirable lección de confianza en Dios Padre nos da Cristo! Una lección que engendra paciencia y esperanza en la salvación de los hombres y en el triunfo final de la verdad y de la bondad. Y no hay lugar para el temor a la ineficacia de la misión de la Iglesia, porque como dice también el Concilio: “la verdad no se impone de otra manera sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las mentes” (DH 1). Por tanto, aceptar o rechazar el Evangelio depende sólo de la conciencia de cada uno iluminada por la gracia de Dios, sin ningún tipo de coacción. Además, es evidente que muchos hombres y mujeres no están en condiciones de percibir el misterio de Cristo. Hacer el censo de los buenos y los malos corresponde a Dios, no a la Iglesia. Dejemos a Dios ser Dios.

El fundamento teológico de lo que dice el Concilio es el de la libertad del acto de fe: “Porque el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza. Está, por consiguiente, en total acuerdo con la índole de la fe el excluir cualquier género de imposición por parte de los hombres en materia religiosa” (DH 10). Esta libertad del acto de fe la han afirmado siempre los Santos Padres y los teólogos. San Agustín lo expresa de una manera especialmente rotunda y radical: “Nemo credens nisi volens”. “Nadie cree si no quiere creer”. Pero esta afirmación de San Agustín se refiere al ámbito personal, mientras que el Concilio tiene en cuenta también, y de manera muy taxativa, la presión social y, en ocasiones, política que se puede ejercer para forzar la adhesión a la Iglesia, cualquiera que sea la libertad íntima y última, “psicológica” la llama el Concilio, del que se ve obligado a creer. Ejemplos en la historia de la Iglesia no faltan, desgraciadamente.

La total sinceridad del Concilio se manifiesta en su juicio sobre la actuación de la Iglesia en esta cuestión y a través de su ya muy larga historia: “En la vida del pueblo de Dios, peregrino través de los avatares de la historia humana, se ha dado a veces un comportamiento menos conforme con el espíritu evangélico e incluso contrario a él” (DH). Basta que recordemos los horrores de la Inquisición, la conversión forzada de judíos y musulmanes, la condena de Galileo, las normas religiosas y morales impuestas como ley coercitiva civil, el escándalo de los Estados Pontificios, las muchas reticencias de la Iglesia al desarrollo de la ciencia y la cultura modernas y, en tiempos mucho más cercanos a los nuestros, el ostracismo al que fueron condenados grandes teólogos católicos que, más tarde, y gracias al espíritu de libertad y de apertura que aportó a la Iglesia el gran Juan XXIII y que culminó en el Concilio Vaticano II, fueron rehabilitados e incluso fueron nombrados Cardenales. Me refiero al P. Congar, dominico, y al P. De Lubac, jesuita. Pero causa escalofríos la lectura del libro “Diario de un teólogo”, escrito por el P. Congar. No, no es bueno coaccionar la libertad porque pervierte las más elementales exigencias de la caridad y, en consecuencia, reduce a puro formalismo el mandamiento del amor.

Desde esta doctrina enseñada por el Concilio se puede deducir que el Estado confesional no sólo no constituye un ideal para la Iglesia sino que fácilmente se convierte en un obstáculo para adherirse libremente, es decir, con dignidad humana, a Cristo. Y su evangelio. El mismo Concilio lo señala: “Por consiguiente, el régimen  de libertad religiosa contribuye no poco a favorecer aquel estado de cosas en que los hombres pueden ser invitados fácilmente a la fe cristiana, a abrazarla por su propia determinación y a profesarla activamente en toda la ordenación de la vida” (DH 10).

Es muy probable que cuando se publicó esta Declaración, el 7 de diciembre de 1965, los Padres Conciliares estarían pensando también, y sin ningún género de dudas, en los países comunistas donde la religión cristiana, y toda religión, era prohibida y perseguida. Eran países en los que se imponía un ateismo doctrinal y militante, enseñado obligatoriamente en todos los centros académicos y convertido en un requisito necesario para no ser relegado a ciudadano de segunda categoría. Es lo que ocurre actualmente en Cuba. Pero las orientaciones del Concilio tienen más altura de nivel y se refieren a todo lugar, tiempo y religión. Aunque es evidente que, si el Estado no puede imponer una religión, tampoco puede ignorarla y, menos aún, coartarla o perseguirla. Porque se trata, por parte del Concilio, de proclamar el derecho civil a la libertad religiosa, como uno de los derechos fundamentales del hombre. Y en este sentido dice: “Por consiguiente, la autoridad civil, cuyo fin propio es velar por el bien común temporal, debe reconocer la vida religiosa de los ciudadanos y favorecerla, pero hay que afirmar que excede sus límites si pretende dirigir o impedir los actos religiosos” (DH 3).

Durante siglos, la Iglesia ha estado omnipresente en todas las esferas de la vida española: la religiosa, la moral, la política, la cultural, la económica, la legislativa. No se ha sabido o no se ha podido entender la lúcida y lapidaria sentencia de Cristo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Lc 20, 21-25). Es cierto que Jesús no concretó lo que es del César, pero el contexto en el que la pronuncio nos permite comprender mejor su significado. Se trataba de pagar el tributo que los romanos imponían al pueblo de Israel y que resultaba odioso a los judíos, no sólo por razones económicas, ni por la humillación que suponía, sino también por razones religiosas: el pueblo judío tenía una viva conciencia de que era el pueblo elegido por Dios de entre todos los pueblos de la tierra y no pertenecía más que a Dios. Por eso, los fariseos son conscientes de que al hacerle la pregunta de si es lícito pagar el tributo al César, le tendían una maquiavélica trampa. En la respuesta, Jesús se jugaba el prestigio entre sus seguidores, todos más o menos contrarios a la dominación romana. Sin embargo, Jesús aprovechó la ocasión para enseñar que existen dos órdenes distintos: el del César y el de Dios. Al del César pertenece toda la actividad humana que Dios ha dejado al arbitrio de los hombres: el poder temporal, la política, la economía, la cultura. ¿Quiere esto decir que la Iglesia tiene que estar al margen  de todo ese mundo? ¿Qué, de ninguna manera, ese campo pertenece a Dios? El mismo Jesús, en una breve y expresiva parábola nos da la respuesta: “Se parece el Reino de los cielos a la levadura que una mujer metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo” (Mt 13, 33). Pongamos un ejemplo: si hoy las relaciones económicas entre los pueblos se rigieran de acuerdo con la parábola del buen samaritano, millones de personas dejarían de pasar hambre y de morir de ella, es decir, la masa de la riqueza mundial quedaría fermentada por la levadura de la justicia.

Es evidente que, en la medida en que la Iglesia se convierte en masa deja de ser levadura. La historia nos enseña que, cuando la Iglesia se ha dejado tentar por el poder, su imagen y su misión se han devaluado. El contraste entre el mundo y el Evangelio, que debe humanizarlo, se ha vuelto borroso o ha desaparecido, ¿qué distinción perceptible claramente existe entre la Iglesia y el poder temporal en el caso del nacionalcatolicismo, por ejemplo? Además, cualquiera que lea detenidamente los evangelios, se dará cuenta de que a la predicación de Jesús va unida la crítica a este mundo injusto que nosotros nos hemos fabricado. Se ve muy claro en la formulación de las bienaventuranzas: “Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios... pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!” (Lc 6, 20-24). Es decir, pocos ricos a costa de muchos pobres. “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados”, es decir, muchos oprimidos a costa de los pocos que detentan el poder y lo detentan para su provecho y no lo ejercen al servicio de los demás. “Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”, es decir, no a los intolerantes y fanáticos que niegan la comprensión y la libertad a los muchos que las necesitan para poder vivir dignamente. “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”, es decir, nos a los belicosos y violentos porque hacen imposible la convivencia entre los hombres (Mt 5, 1-12). Jesús condenó claramente el absolutismo del poder y le contrapuso el amor servicial como característica propia de sus discípulos y de su Iglesia: “Sabéis que los jefes de las naciones las avasallan y que los grandes de este mundo oprimen a los hombres con su poder. No sea así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros hágase vuestro servidor y el que quiera ser primero entre vosotros conviértase en vuestro esclavo, porque el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 25-28). Mucho más duramente todavía condenó Jesús la identificación entre poder político y poder religioso, es decir, la teocracia, porque inevitablemente falsea la imagen de Dios y obstaculiza la fe en Él. Así aparece en el capítulo 23 del evangelio de San Mateo, que constituye una durísima diatriba contra la unión del poder religioso y político que detentaban, en tiempos de Jesús, la casta sacerdotal y los fariseos. Todo el capítulo se mueve alrededor de esta conminatoria expresión de Jesús: “¡Ay de vosotros, sabios y fariseos hipócritas, que cerráis el Reino de los cielos a los hombres!” (Mt 23, 13).

Las acerbas y desmedidas críticas que se hacen hoy a la religión y al mismo Dios, culpándoles de las mayores injusticias y atrocidades que se han dado en la historia no tendrían fundamento si los cristianos, la Iglesia católica y las demás confesiones cristianas, hubiéramos llevado a la práctica la clarividente y humanísima enseñanza de Jesús. Constituiría, además, el más fuerte baluarte contra el fanatismo de una parte considerable del Islam. Por eso yo, personalmente, doy gracias a Dios, como cristiano y como obispo, de que nuestro estado sea un Estado aconfesional. Ya sé que el mundo justo, a cuya construcción nos exhorta el Evangelio, no será nunca una realidad en esta tierra y que, en este sentido, el Evangelio es una utopía. Pero a mí, si el Evangelio no contuviera una dosis suficiente de utopía, no me interesaría. La utopía ennoblece la vida, es un aguijón contra la tentación de autojustificarse y es una fuente de esperanza, sobre todo si la salvación es escatológica y está vertebrada por la promesa de un cielo nuevo y una tierra nueva. “Porque nosotros, escribe San Pedro en su segunda carta, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia” (2 Pe 3, 13).

Pero la aconfesionalidad del estado no implica la aconfesionalidad de los ciudadanos. Puede darse perfectamente un Estado aconfesional, en el que la mayoría de los ciudadanos sean creyentes. Es el caso de España. Desde hace casi treinta años todas las encuestas que se han hecho sobre la fe de los españoles arrojan tercamente el mismo resultado: entre el 80 y el 90 por ciento de los españoles se confiesan católicos, si bien sólo un escaso 30 % se declara practicantes. Hay, pues, un gran número de católicos que viven su fe en un grado muy diverso y de modo muy distinto y casi todos ellos con escasa conexión con la Institución eclesial. Pero lo cierto es que todos consideran la fe católica como un signo de identidad personal. A la vista de estos datos me pareció que Rodríguez Zapatero traspasaba el ámbito  de su competencia cuando, en la campaña electoral, prometió hacer de España una sociedad laica en un Estado laico. No es misión del Gobierno cambiar o moldear la sociedad, especialmente en algo tan personal y tan intransferible como la fe. Es la sociedad la que tiene que darse a sí misma una impronta más o menos laica o más o menos religiosa. Por el mismo motivo me parecen fuera de lugar las críticas a la celebración de un funeral católico por las víctimas del 11-M, porque se trataba de un acto de Estado o a la celebración de la boda de los Príncipes de Asturias en la catedral de la Almudena de Madrid y según el rito católico. ¿Dónde se celebran , por ejemplo, los funerales y las bodas de nivel estatal en el Reino Unido o en los países nórdicos, cuyas sociedades están más secularizadas que la nuestra? No se puede, de la noche a la mañana, cambiar una sociedad secularmente católica, en una sociedad indiferente y agnóstica.

La Iglesia, por su parte, tiene que hacer un sincero esfuerzo para cambiar de mentalidad y asumir las consecuencias de la aconfesionalidad del Estado. Los obispos no podemos seguir actuando como si nada hubiera ocurrido. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si la Iglesia renunciara a la ayuda económica que recibe del Estado? Nada. Que estaría más cerca de la primera bienaventuranza (dichosos los pobres...) y que ganaría en libertad. Si la Iglesia quiere ser libre, tiene que cortar esos lazos que la atan al Estado. Han sonado voces por parte de miembros del Gobierno y de otros grupos políticos que suenan a chantaje puro y duro. La Iglesia puede encontrarse ante la humillante realidad de que el Gobierno desoiga su voz en las cuestiones de carácter moral o religioso pero atienda su demanda económica. Sería como decir que a la Iglesia se le tapa la boca con dinero: ya he leído más de un artículo periodístico en este sentido.

Pero el cambio más importante debe darse, creo yo, en el lenguaje. No podemos dirigirnos a los católicos españoles, y menos aún a los no católicos, como si todos fueran miembros del Opus Dei, pongo por caso. Al contrario, en un catolicismo como el nuestro, hemos de tener en cuenta que hay, frecuentemente, muchos católicos, que no han recibido más catequesis que la de la primera comunión, que continúan considerándose católicos, pero han olvidado el credo que les enseñaron y tienen ideas confusas sobre los mandamientos de la ley de Dios. Hoy en día muchas veces hay que evangelizar empezando desde cero, por ejemplo, en la catequesis de confirmación y en la catequesis prematrimonial. Es necesario, pues, un lenguaje sencillo y persuasivo, exhortativo más que dogmático. Se trata, pues, de presentar el evangelio de modo inteligible y atractivo, descubriendo su capacidad de dar respuesta a los interrogantes fundamentales del hombre y de la sociedad actual. Más aún, hay que despertar esos interrogantes que muchas veces la gente no se plantea, y hacerle salir del círculo deshumanizador del consumo y del Estado del bienestar. Jesús dice en el evangelio de San Juan: “Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. SI alguien cree en Mí, como dice la Escritura, manarán de sus entrañas ríos de agua viva” (Jn 7, 37-38). El gran problema de la Iglesia no es la moral sexual, ni la bioética, ni la defensa a ultranza de la vida, sino despertar la sed de Dios que no tienen los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es lo que en el lenguaje de los teólogos y de los sociólogos  se denomina “indiferencia religiosa”. No es que nieguen razonadamente a Dios, es decir, no es ateismo, sino algo mucho peor: es que Dios no les interesa, no tiene lugar en su vida. Dicho de otro modo: hay que empezar a construir por lo fundamental, no por el tejado. Como decía Jesús, refiriéndose a los hombres y mujeres de su tiempo: “están como ovejas sin pastor”.

Algunos obispos hablan con tal arrogancia y seguridad, con un estilo tan tajante y autoritario, que producen alergia y aversión en quienes les leen o escuchan. No, no es ese el estilo del Jesús de las parábolas de la oveja perdida y del hijo pródigo; del Jesús que dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrareis consuelo para vuestra vida” (Mt 11, 28-29) ¿Qué alivio y consuelo producen esas diatribas?

En una sociedad secularizada como la nuestra, no se nos concede al Papa y a los obispos una autoridad  “a priori”. Nos la tenemos que ganar con nuestra manera sensata de actuar y nuestro convincente modo de hablar. Muchos fieles perciben, aunque no lo saben explícitamente, que, excepto en las cuestiones que afectan al núcleo de la fe, que ha sido revelado por Dios, el Papa y los obispos no poseemos una autoridad indiscutible. Basta recordar el Syllabus del beato Pío IX, la rotunda condena del liberalismo, para comprobarlo. Por eso en una cultura que acentúa tanto la primacía de la razón y la autonomía del individuo, si la Iglesia no se abriera al diálogo con la sociedad acabaría convirtiéndose en una secta.

Resumiendo, la libertad religiosa consiste en el derecho civil de profesar, celebrar y extender la fe. No necesitamos más. El resto, incluso el crecimiento del número de creyentes, se nos dará por añadidura. Lo ha dicho Jesús: “Buscad el Reino de Dios y su justicia. Lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6, 33). Eclesalia.

*Conferencia pronunciada el 14 de febrero de 2005 en el Club Encuentro Manuel Broseta de Valencia

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ECLESALIA, 25 de febrero de 2005

 “PERO EL VIENTO CONTINÚA”

Circular fraterna 2005

PEDRO CASALDÁLIGA, pedro.casaldaliga@uol.com.br

SÃO FÉLIX DO ARAGUAIA, MT (BRASIL)

ECLESALIA, 25/02/05.- Ha sido una auténtica avalancha de mensajes de solidaridad, preocupados y hasta indignados algunos, y ya finalmente, muchos, exultantes. Hoy, como nunca, debería yo responder personalmente, mensaje por mensaje, corazón a corazón. Han llegado también, en este tiempo de vigilia expectante, muchas preguntas, muchos desahogos; sobre este nuestro Mundo neoliberal, sobre nuestra santa y problemática Iglesia. Envío las preguntas y las ansiedades al Espíritu de Aquel que es “nuestra Paz”. Y creyentes y agnósticos, serenos y rebeldes, ellas y ellos, dense todos por respondidos con un cariño inmenso. ¡Así de fácilmente despachamos la carga los obispos retirados…!

Hemos recibido mucha solidaridad con respecto a la reivindicación del pueblo Xavante, que continúa estancada en manos de una justicia lentísima. El otro motivo de solidaridad con nuestra pequeña Iglesia de São Félix do Araguaia ha sido, lógicamente, la sucesión episcopal. No voy a entrar en detalles porque ya se ha escrito bastante sobre ese incidente eclesial. Nosotros queremos insistir en que el problema no era simplemente un obispo, una Iglesia. El problema es de toda la Iglesia y para el nombramiento de todos los obispos y es una reivindicación mayor de corresponsabilidad y de colegialidad. Para ser fieles al Evangelio y para dar testimonio al Mundo. Felizmente el nuevo obispo de São Félix do Araguaia, fray Leonardo Ulrich Steiner, es un franciscano verdadero, fraterno, dialogante, popular. Y la “caminhada” continúa. Y yo continuaré también aquí, a orillas del Araguaia, acompañando a distancia las luchas de nuestros pueblos y saboreando, en esperanza pascual, la tarde de la vida.

El imperio quiere “un mundo sin tiranía”. Nosotros también; sobre todo sin la tiranía del imperio. Y quiere el imperio “la propagación de la libertad’. Nosotros contestamos indignados que esa libertad sea sólo para el mercado y para algunos señores países.

Tiranías hay, demasiadas, en todos los niveles de la vida social, económica, política, cultural. Según el informe anual de la ONU, hay todavía 1.100 millones de personas que sobreviven con menos de 1$ al día. Siguen muriendo cada día, de hambre, 30.000 niños pobres. En los últimos 40 años el PIB mundial se duplicó mientras se triplicaba la desigualdad económica. 900 millones de personas –la séptima parte de la población mundial- sufren discriminación étnica, social o religiosa. 170 millones de personas viven fluctuando en la migración. El 44% de la población latinoamericana mora en barrios miserables. África sigue desangrándose, entre ignorada y expoliada. Y hay países en nuestro mundo como “marcados para morir”, quizás por una posible guerra preventiva…

Pero hay “mucho bien venciendo al mal”, en nuestro Mundo herido. Realizamos nuevamente el Foro Social Mundial; Vía Campesina crece y actúa; hemos desenmascarado, y frenado en parte, el ALCA; Israel y el Pueblo Palestino dialogan sobre pasos concretos; la izquierda levanta cabeza en varios países de América Latina y de Europa y crece “el malestar (y la protesta) frente a la democracia neoliberal”. Si van siendo desmoralizados los partidos y los sindicatos, se fortalece en cambio el movimiento popular con sus manifestaciones a escala nacional, continental y mundial. Ha comenzado su andadura el Protocolo de Kyoto. Y somos cada vez más los que gritamos, con Ignacio Ramonet, “sí a la solidaridad entre los 6.000 millones de habitantes de nuestro planeta; no al G-8 y al Consenso de Washington; no al dominio del ‘póquer del mal’ (BM, FMI, OCDE, OMC); no a la hegemonía militar de una única superpotencia; no a las guerras de invasión y no al terrorismo…” Y resume Ramonet, y nosotros/nosotras con él, que “resistir es decir que no y es también decir que sí y soñar que otro mundo es posible, y contribuir a construirlo”.

Otra Iglesia es posible también y desde todas partes y de muchos modos la vamos haciendo. Siendo comunidad de oración, de fraternidad, de compromiso. Brasil realizando el XI Encuentro Intereclesial de las CEB y reanimándose las CEB de Brasil, del Continente, del Mundo. Celebrando, junto con el Foro Social Mundial, el Foro Mundial de Teología y Liberación. Celebrando el jubileo martirial de nuestro San Romero y la memoria comprometedora de todos nuestros mártires. Retomando la opción por los pobres y sus causas. Denunciando proféticamente los “genocidios sociales” y la iniquidad del imperio y de sus oligarquías. Siendo ecumenismo real y diario. Siendo diálogo interreligioso. Alentando el proceso conciliar, como una reivindicación evangélica creciente y como la mejor conmemoración de los 40 años del Vaticano II. Viviendo, en fin, nuestra fe de un modo adulto y corresponsable, “para la vida del Mundo”.

Y vaya una confidencia eclesial, de obispo viejo que continúa soñando. Otra vez, con ocasión del nuevo problema de salud de Juan Pablo II, se ha hablado y escrito mucho sobre el perfil del próximo papa. Yo pienso que se debería hablar mucho más –hablar y hacer- del perfil de un nuevo papado, de una reestructuración radical de lo que llamamos la Sede Apostólica, de un nuevo modo del ministerio de Pedro: sensible, como el corazón de Jesús, al clamor de la pobreza, del sufrimiento y de la deriva; sin estado pontificio y con una curia leve y servicial; proféticamente despojado de poder y de fausto; apasionado por el ecumenismo y por el diálogo interreligioso; desabsolutizado y colegial; descentralizador y verdaderamente “católico” en el pluralismo cultural y ministerial; como una mediación religiosa –en colaboración con otras mediaciones, religiosas o no- al servicio de la paz, de la justicia, de la vida.

Van Gogh, a pesar de haber visto caer en su vida tantos molinos, reales o simbólicos, escribía a su hermano Theo: “Pero el viento continúa”. Después de ver, también nosotros, cómo van cayendo tantos molinos, en la Sociedad y en la Iglesia, seguimos proclamando –en la Esperanza y en el Compromiso- que “el Viento continúa”…

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