13 - Octubre, 2002. Cuarenta años después         

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AUTOR

ECLESALIA

02/10/02

A LOS QUE SUFREN LAS INJUSTICIAS DEL SISTEMA

VV.AA.

La Vanguardia

08/10/02

LA CANONIZACIÓN DEL PADRE

Jordi Porta Ribalta

ECLESALIA

11/10/02

EL CONCILIO DEL AMOR Y DEL HUMOR

Emma Martínez

El Correo

12/10/02

40 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II

Daniel Reboredo

La Vanguardia

13/10/02

VATICANO II, UN 'AGGIORNAMENTO" SIN FIN

Oriol Domingo

ECLESALIA

18/10/02

DECLARACIÓN SOBRE LAS AMENAZAS DE ACCIÓN MILITAR CONTRA IRAK

Consejo Mundial de Iglesias

ECLESALIA

19/10/02

MISIONERAS Y MISIONEROS LAICOS EN ÁFRICA

Desde Mozambique

La Verdad

20/10/02

ABIERTOS A TODAS LAS IGLESIAS

Luisa Sánchez

El País

20/10/02

LA VIUDA DEL OBISPO PODESTÁ

Juan G. Bedoya

ECLESALIA

30/10/02

JESÚS Mª LECEA CREE QUE HAY UNA “CRISIS DE CONFIANZA” ENTRE OBISPOS Y RELIGIOSOS

Agencia IVICÓN

ECLESALIA, 2 de octubre de 2002

A LOS QUE SUFREN LAS INJUSTICIAS DEL SISTEMA

Comunicado de prensa

DELEGADOS DE NUEVE PAÍSES DE AMÉRICA LATINA, pertenecientes a la FEDERACIÓN LATINOAMERICANA POR LA RENOVACIÓN DE LOS MINISTERIOS. 22/09/02

MADRID.

Los Delegados de nueve países de América Latina, pertenecientes a la Federación Latinoamericana por la Renovación de los Ministerios, llegados a Madrid para el Encuentro 2002, queremos acercarnos, desde nuestra propia marginalidad, a los que en nuestros países sufren las injusticias que el sistema genera.

El tercer milenio nos encuentra sumergidos en una corrupción generalizada en el mundo.

Esta situación de hambre, desocupación, pobreza e indigencia, peligrosamente puede desembocar en la violencia, no sólo de aquellos que en las calles reclaman con justicia respeto a su dignidad humana, sino de los que los reprimen generando entonces una espiral de violencia ya vivida anteriormente en América Latina y el tercer mundo.

Queremos denunciar:

A los fabricantes de armas que fabrican guerras.

A Estados Unidos que pretende lograr el control de las economías de todo el continente a través del ALCA, que es un eslabón más de un plan integral de dominación que incluye el mecanismo de las imposiciones del F.M.I., el plan Colombia, en plan Andino y el plan Puebla Panamá, para solucionar así sus problemas económicos y satisfacer su ambición de poder, afectando también los derechos de los pueblos originarios, aborígenes e indígenas, sin respetar su identidad cultural.

La deuda externa ilegítima, que ha sido pagada con creces y que es más que una cuestión económica, es un tema político de dominación mediante el cual “más pagamos, más debemos; menos tenemos y más esclavos somos”.

Frente a esta dolorosa, vergonzosa y perversa realidad de nuestros pueblos, reafirmamos nuestro repudio a esta situación con la esperanza de que la sociedad en su conjunto reaccione a tiempo, antes que la situación se vuelva más caótica y peligrosa para los pueblos.

Pedimos que los que detentan el poder se den cuenta de que el mundo no puede más conducirse imponiendo su neoliberalismo salvaje.

Finalmente, nos duele la Iglesia hoy, que, frente a tantos lugares del planeta, que parecen estar ardiendo en llamas, no se compromete como poder hasta sus últimas consecuencias.

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La Vanguardia, 8 de octubre de 2002

LA CANONIZACIÓN DEL PADRE

JORDI PORTA RIBALTA, coordinador de Cristianisme Segle XXI

El mejor estudio sociológico sobre el Opus Dei, a mi modesto entender, es el elaborado por el profesor Joan Estruch y titulado "L'Opus Dei i les seves paradoxes" (Edicions 62, 1993) y, en su versión castellana, "Santos y pillos" (Herder, 1993). Se han escrito numerosos trabajos sobre la Obra y su fundador, pero como el mismo Estruch dice en el citado estudio, "desde el día de su fundación -oficialmente fechada en 1928- el Opus Dei parece haber tenido tan sólo defensores encarnizados o bien detractores empedernidos".

Y es que es difícil moverse en el terreno del análisis objetivo cuando de trata de valorar, incluso -y sobre todo- desde el interior de la Iglesia, una organización que ha tenido un papel relevante en la reciente historia del Estado Español, de la Iglesia universal y de la política del Vaticano.

En sus dos mil años de historia, la experiencia cristiana ha dado espiritualidades diversas, que van, por ejemplo, desde el franciscanismo hasta el jesuitismo, y que responden a las diversas sensibilidades sobre las que se ha encarnado la fe cristiana. Vaya por delante el respeto que merecen todas ellas. Permítaseme, sin embargo, expresar también con respeto, y forzosamente de una forma breve, los motivos por los que personas que nos confesamos cristianas sentimos recelos y, a veces, animadversión hacia los postulados y formas de actuar del Opus Dei.

El primero es debido a que cuando se entra en contacto con la Obra, uno tiene la sensación de encontrarse con una especie de elite dentro de la Iglesia. Ya no es que no haya salvación fuera de la Iglesia. Es que parece que no la haya fuera de la organización. "Estamos llamados a una vida más alta", como me dijo un compañero de universidad, miembro del Opus, en mis tiempos de estudiante.

El segundo recelo tiene que ver con una concepción jerárquica que se refleja, por ejemplo, en el papel atribuido a la mujer y a la visión del laicado, poco acorde con la sensibilidad de nuestro tiempo. Baste recordar la famosa frase del Padre "el matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo".

En tercer lugar, la opción prioritaria por difundir el evangelio utilizando las estructuras de poder. Poder económico, poder político, poder mediático y poder intraeclesial, usado especialmente este último para mover los hilos de la Curia y de la complicada y, a veces, poco evangélica diplomacia vaticana.

Todo ello viene a cuento del proceso de canonización de don Josemaría Escrivá de Balaguer. A algunos nos invade la duda de si éstos son los métodos que corresponden a la deseada eficacia del mensaje cristiano. Cito a Joan Estruch en el estudio indicado: "Jesús Urteaga, sacerdote del Opus Dei, dedica el primer capítulo del libro ‘El valor divino de lo humano’ (1948) a hablar de los santos y de las vidas de santos. Da vergüenza, dice el autor, comprobar cuál es la concepción que de un santo tienen muchos católicos, como un fetiche al que recurrir para pedirle favores. Cuarenta años más tarde, al leer la clase de documentación que llega al archivo de la postulación de la causa de monseñor Escrivá, resulta inevitable la sensación de que el Opus Dei corre el peligro de ver su fundador convertido en uno de estos fetiches".

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ECLESALIA, 11 de octubre de 2002

EL CONCILIO DEL AMOR Y DEL HUMOR

EMMA MARTÍNEZ OCAÑA, en la Mesa Redonda en la Cátedra Chaminade "Si yo tuviera que convocar un concilio...", 15/04/00

MADRID.

Si yo tuviera que convocar un concilio... mucho habría cambiado la Iglesia católica para que yo, mujer y laica, pudiera hacerlo, pero, soñemos que los sueños pueden llegar a ser realidad. Convocaría el Concilio de ¡la escucha y el humor!.

La convocatoria la haría con una breve exhortación que más o menos diría así: "Hermanas y hermanos, nos convocamos como Iglesia a vivir la experiencia de gracia de un nuevo Concilio Ecuménico cuyo lema sería: ¡Escuchemos a nuestro Dios, Madre-Padre, en la voz de nuestras hermanas y hermanos, en el grito de la tierra que gime con dolores que pueden llegar a ser de parto y no de aborto. ¡No perdamos el humor!, que es el amor con hache, porque lo vamos a necesitar para atravesar el desierto de la purificación que nos espera".

El objetivo principal de este Concilio sería recuperar para la iglesia, hoy, algunas de las notas características que Jesús soñó para su comunidad:

Pero, hermanas y hermanos, escuchar de verdad, no es fácil. Saber hacerlo  en actitud de acogida incondicional, con capacidad para escuchar desde el mundo de referencias de quien nos habla, sin pre-juicios, sin defensas que nos dificulten la nitidez del mensaje emitido, es don y tarea. Don del Espíritu al que invocaremos incesantemente, tarea en la que os pido nos empeñemos todos y todas especialmente aquellas personas que estamos más acostumbrados/as a hablar que a escuchar, a dar lecciones que a ser enseñados/as, a mandar más que a obedecer.

Como oración os sugiero ésta para toda la Iglesia: !Ven Ruah, dadora de vida, abre nuestros oídos, libéralos de sorderas cómplices, de tapones distorsionadores. Limpia nuestra mirada, transforma nuestro corazón, ensancha nuestras entrañas, aligera nuestros pies en la dirección que tú nos marques. Haz, Tú, posible que este tiempo sea de docilidad a tu acción, de soltar nuestros controles, de abrir puertas y ventanas. Danos la capacidad de acoger las interpelaciones que nos vengan: molestas algunas, difíciles de aceptar otras, que nos desconcertarán, nos producirán dolor, miedo y seguramente nos desplazarán de muchas de nuestras seguridades y certezas hacia la búsqueda permanente de tus caminos. Concédenos también que este tiempo lo sea de humor entrañable para acoger nuestra debilidad y pecado, para no tomarnos demasiado en serio y poner así de manifiesto que el Reino que buscamos es tuyo y no nuestro, don tuyo y regalo que pide ser acogido y cuidado. Amen. !Ven que te necesitamos.

La metodología de la preparación del Concilio será fundamentalmente participativa y comunitaria, optando por fomentar en todos nosotros/as actitudes que nos posibiliten llegar a expresarnos libremente y escucharnos con respeto y sin prejuicios. Sueño y deseo un proceso de diálogo no solo dentro del pueblo de Dios, con especial atención a las personas más pobres y excluidas de este mundo; sino también acogiendo las voces de nuestros hermanos/as separados/as; abriendo nuestra mente y corazón a todos los hombres y mujeres creyentes de otras religiones; a quienes se declaran agnósticos, ateos, indiferentes. No quiero, tampoco, que se deje de oír la voz  de aquellas personas a las que consideramos "fuera de nuestra iglesia" por razones varias: homosexuales, parejas en situaciones que llamamos "irregulares"; mujeres que se han visto abocadas a abortos, muchas veces no deseados; ex-sacerdotes  que, deseándolo, no han podido rehacer sus vidas dentro de la Iglesia católica etc. Un equipo de personas expertas elaborarán una serie de cuestiones, abiertas siempre a sugerencias, con las que iniciaríamos esta primera fase de nuestro diálogo. En cada Diócesis se organizarán los equipos necesarios para que desde las parroquias, comunidades de base, movimientos, grupos, congregaciones religiosas etc. se haga llegar dichas cuestiones al mayor número de personas posibles, para ser dialogadas y posteriormente procesadas adecuadamente. Esperando recoger así la polifónica voz del Espíritu, que en cada iglesia local resonará con voz propia. Toda la recogida de datos se hará, también, a nivel local, desde los ámbitos cercanos a los más amplios. Teniendo en cuenta no solo datos y frecuencias sino los argumentos y razones que cada comunidad  y o grupo aporten. El proceso culminará con la elección de una o dos personas por diócesis para asistir, junto a sus obispos, al Concilio. Los gastos serán asumidos de un modo fraterno por las diversas Iglesias, las que disponen de más medios ayudarán  a subsanar los gastos de las que disponen de menos recursos económicos.

Dado que las cuestiones elaboradas por los expertos/as estarán abiertas a sugerencias de toda la Iglesia, yo quiero colaborar aportando las mías, es decir, expresando sobre qué temas y realidades creo que no podemos pasar hoy sin prestar nuestro oído, nuestra escucha atenta, arriesgando incluso a hacer preguntas que quizá nos resulten incómodas, difíciles, provocativas... pero que considero de sumo interés para acoger la voz del Espíritu que hoy, como ayer, nos habla en lenguas diversas y desconcertantes. Mi sugerencia se refiere tanto a los grupos que deberíamos escuchar, como a  los temas y cuestiones sobre los que tendríamos que dejarnos iluminar por ellos.

Especialmente dirigido a los laicos/as

A las religiosas y religiosos

A los sacerdotes

A las teólogas y teólogos, escrituristas, moralistas e historiadores de la Iglesia

I.- CUESTIONARIO A LOS HOMBRES Y SOBRE TODO A LAS MUJERES POBRES, A LOS EXCLUIDOS DE ESTE MUNDO

Cada diócesis deberá prever y proveerse de los mecanismos oportunos para que realmente pueda llegar su voz con la mayor nitidez posible, la necesitamos de un modo especial. Además de las preguntas que los equipos de expertos y expertas determinen yo pediría que ellas/os pudieran expresarse acerca de los aspectos siguientes:

II.- A LAS HERMANAS Y HERMANOS DE OTRAS IGLESIAS Y RELIGIONES

Queremos que a nuestro Concilio Ecuménico asistan algunos representantes de las otras Iglesias Cristianas y de las Grandes Religiones del mundo para que puedan traernos su voz autorizada. De entre las diversas cuestiones a cerca de las cuales puedan aportarnos luz, yo sugiero algunos temas sobre los que tendría interés que nos contestasen:

III.- A LOS AGNÓSTICOS, ATEOS, INDIFERENTES

Me gustaría que pudieran compartir con nosotros/as:

IV.- A LOS QUE HEMOS EXCOMULGADO, O CONSIDERAMOS FUERA DE LA IGLESIA O IMPEDIMOS ACCEDER LIBREMENTE A LOS SACRAMENTOS.

Ya hemos despertado del sueño, es la hora de la realidad, pero ésta no es sólo lo que hoy está en acto, sino que también es real lo que está en esperanza, la esperanza de una comunidad como Jesús nos soñó con amor y con humor.

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El Correo, 12 de octubre de 2002

40 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II

DANIEL REBOREDO, historiador

MADRID.

La Iglesia de nuestros días y el catolicismo contemporáneo no pueden entenderse sin referirse al Concilio Vaticano II, hasta el punto de que las polémicas sobre el mismo lo son sobre el grado de aplicación en los últimos cuarenta años de las cuestiones en él planteadas. Después de la Segunda Guerra Mundial, la vida de la Iglesia se caracterizaba por un fuerte contraste entre una tendencia conservadora, claramente hegemónica e identificada con la excomunión de los comunistas (1949), el rechazo de la 'nueva teología' mediante la encíclica 'Humani Generis' (1950), la firma del Concordato de 1953 entre la Santa Sede y España y la condena de la experiencia de los curas obreros en Francia (1954-1959), y otra renovadora, minoritaria, vigilada o condenada. La tensión entre ambas en los planos litúrgico, bíblico, pastoral, social y ecuménico era una realidad en los años previos al pontificado de Juan XXIII y el caldo del cultivo en el que se gestó el vigesimoprimer Concilio reconocido por la Iglesia católica que se convirtió en símbolo de la apertura eclesiástica al mundo moderno.

El Concilio Vaticano II se desarrolló en cuatro sesiones anuales que se extendieron de 1962 a 1965 (178 sesiones) y en su apertura participaron 2.540 obispos de todo el mundo. Convocado por Juan XXIII (el otrora cardenal Angelo Roncali) en enero de 1959, pocos meses después del comienzo de su pontificado, tras un tiempo de preparación entre 1960 y 1961 inició sus trabajos el 11 de octubre de 1962. Este primer período de sesiones fue el único presidido por el mencionado Juan XXIII ya que falleció el 3 de junio de 1963, después de publicar una de las encíclicas más emblemáticas del nuevo tiempo que él había inaugurado e impulsado en la Iglesia ('Pacem in Terris'), dejando una difícil herencia a su sucesor, Pablo VI, quien, a pesar de ello, asumió rápida y decididamente la carga del Concilio. Su discurso, al inaugurar el segundo período de sesiones (29 de noviembre a 4 de diciembre de 1963), establecía la reflexión sobre la identidad de la Iglesia como el objetivo central y prioritario del Concilio que se proponía continuar. El tercer período (1964) recogió el debate y la aprobación de la Constitución sobre la Iglesia ('Lumen Gentium', 1 de noviembre) y los decretos sobre Ecumenismo y sobre las iglesias católicas orientales, e inició un nuevo debate sobre la libertad religiosa y sobre la futura Constitución 'Gaudium et Spes', 'La Iglesia y el mundo moderno'. El cuarto período (otoño de 1965) estuvo precedido de la intención de Pablo VI de reformar la curia y el derecho canónico. En el mismo se aprobaron la Constitución dogmática sobre la divina revelación ('Dei Verbum', 18 de noviembre de 1965), el decreto sobre el apostolado de los seglares, las misiones, el ministerio y la vida de los presbíteros y la relación de la Iglesia con el mundo moderno ('Gaudium et Spes', 7 de diciembre).

La aprobación de los textos conciliares por amplia mayoría reflejaba la hegemonía de las corrientes renovadoras y progresistas de la Iglesia. En temas como la libertad religiosa y la concepción de la Iglesia como pueblo de Dios, la doctrina conciliar resultaba casi revolucionaria. Al cerrarse el Concilio se iniciaba el tiempo de aplicación de la citada doctrina en dos direcciones: la interior (reformas litúrgicas, reformas de las estructuras de la Iglesia, organización y puesta en marcha de las conferencias episcopales nacionales, reforma de los seminarios y de las congregaciones religiosas) y la exterior (mayor impulso al movimiento ecuménico, diálogo con el marxismo y el ateísmo, compromiso social y político de los seglares, implicación de la Iglesia en el mundo real).

Pero pronto el clima optimista y confiado de los años del Concilio dio paso a tiempos duros e inciertos. El 'aggiornamiento' de la Iglesia católica que había propiciado el Vaticano II no frenaba la secularización, sino que incluso la fomentaba. El largo pontificado de Pablo VI (1963-1978) fue testigo de las tensiones posconciliares, aunque siempre intentó mantener el espíritu de libertad y diálogo tolerante del Concilio sobre las tentaciones dogmáticas o condenatorias. Trató de evitar la excomunión de movimientos involucionistas como el de Marcel Lefèbvre, quien en 1970 fundó un grupo internacional conocido como la Fraternidad Sacerdotal de Pío X, y dejó gran libertad de investigación y publicación a los teólogos y moralistas más innovadores.

Los 40 años transcurridos desde el inicio del Concilio (37 desde la finalización) nos dan una visión para hacer un balance del grado de aplicación de los textos aprobados en el mismo. La valoración no puede ser positiva puesto que desde el inicio del pontificado de Juan Pablo II, en 1978, se produce una 'involución' que se manifiesta en el cierre de los debates aún abiertos por el Concilio y las cuestiones pendientes, siempre bajo criterios ortodoxos y condenando cualquier tipo de heterodoxia como, por ejemplo, la teología de la liberación.

El sueño llegó a su fin. El Concilio Vaticano II se generó en una época de optimismo político, ideológico y cultural en el mundo occidental que osciló entre el pragmatismo y la utopía. Recordemos las revueltas estudiantiles de mayo del 68 y los movimientos sociales de estos años. Pero, una vez más, el involucionismo y demandas religiosas más tradicionales propensas al mantenimiento del estatus quo, alejadas de la oferta religiosa del Concilio Vaticano II, apagaron la llama conciliar. El proceso parece no tener fin y de ahí que aún se apele a una mayor ortodoxia para enfrentarse al auge de los fundamentalismo religiosos. Se ha primado la estabilidad y la claridad de objetivos, lo que no implica una vuelta al modelo uniforme y vertical de épocas pasadas, y se ha vetado cualquier tentación democrática y horizontal. No se rechazan los órganos de participación surgidos del Concilio Vaticano II (consejos presbiterales y pastorales, sínodos y conferencias episcopales, otras instituciones), pero se mantienen sin la fuerza de la que éste los dotó.

Las potencialidades del Concilio Vaticano II se mantienen en estado latente, pueden llevarse a cabo, son factibles, pero la Iglesia de nuestros días parece ignorarlas, sin considerar que sólo con beatificaciones y santificaciones no se consigue ni incrementar el número de sacerdotes, ni identificar a las sociedades civiles con una Iglesia que se contempla como algo lejano, como un centro de poder del que sólo se ensalza la labor misional. De ahí el fenómeno de 'automarginación' de muchos ciudadanos respecto a la Iglesia. Aunque la contestación y la crítica cada vez son más difusas y menos evidentes, se sigue produciendo un lento pero constante aumento de los que, considerándose cristianos, no se sienten ligados a las disposiciones y mandatos eclesiales. Y este fenómeno no sólo tiene que ver con el tipo de sociedad en el que vivimos.

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La Vanguardia, 13 de octubre de 2002

VATICANO II, UN 'AGGIORNAMENTO" SIN FIN

El concilio convocado por el Papa Juan XXIII mantiene su vigencia 40 años después de su apertura

ORIOL DOMINGO

BARCELONA.

Se cumplen 40 años de la apertura del concilio Vaticano II. Comenzó el 11 de octubre de 1962. Juan XXIII, elegido Papa el 28 de octubre de 1958, convocó aquel concilio y presidió su ceremonia inicial en la basílica de San Pedro. El Papa Juan murió el 3 de junio de 1963. El nuevo Papa Pablo VI fue elegido al cabo de dos semanas, el 21 de junio. Las sesiones conciliares se reanudaron el 4 de diciembre de 1963. El concilio se clausuró el 8 de diciembre de 1965. Juan XXIII popularizó la palabra italiana "aggiornamento" (puesta al día), incorporada al lenguaje eclesial hasta el punto de que puede considerarse que una de las aportaciones decisivas del Vaticano II es la exigencia de que la Iglesia católica efectúe un "aggiornamento" permanente y sin fin. Se trata de mantener una voluntad modernizadora, ecuménica, de revalorizar el laicado, de apertura al mundo y a las culturas diversas.

El Vaticano II se convocó en un mundo dividido, dominado por la guerra fría, la descolonización, la crisis de valores. La mayor parte de los padres conciliares compartieron estas preocupaciones y este planteamiento renovador. Destacan las figuras de los cardenales Agustin Bea, Leon-Josepf Suenens, Joseph Frings y Giovanni Batista Montini, de los grandes teólogos Karl Rahner, Yves Congar, Eduard Schillebeecxs y Marie-Dominique Chenu. También destacan los obispos Vicente Enrique Tarancón, Narcís Jubany y Josep Pont i Gol, y un monje de Montserrat, Adalbert Franquesa, experto en materia litúrgica. Hubo un sector minoritario -liderado por los cardenales Alfredo Ottaviani, Ernesto Ruffini y el arzobispo Ernesto Lefevre- que se resistió al proceso renovador.

Y ahora, desde la perspectiva actual, se plantean dos cuestiones: ¿qué aportó el Vaticano II? ¿está vigente, está superado? Las respuestas indican que mantiene su vigencia.

JOAN CARRERA PLANAS, Obispo auxiliar de Barcelona. "Está vigente"

"Fracasado, nada en absoluto. Fue una primavera que nos dejó un paisaje profundamente renovado. Sólo citaré, a título indicativo, tres campos en los cuales las cosas han cambiado extraordinariamente a partir del concilio: la liturgia, el nuevo concepto de libertad religiosa, la actitud del católico ante la sociedad contemporánea. ¿Cómo afrontaríamos muchas crisis actuales sin estos cambios? Otra cosa es el nivel de recepción de cada católico y de cada grupo. Ha habido resistencias que a veces han pretendido hallar justificación en lecturas subjetivas, por el lado contrario, del concilio. Pero un error nunca avala otro. El Vaticano II está vigente y lo estará más en la medida en que todos asumamos sus textos y su espíritu y nos sintamos interpelados con ellos por el único Señor de la Iglesia."

JOAN ESTRUCH, Catedrático de Sociología de la UAB. "Ni fracasado ni superado"

"Los tres ejes del concilio Vaticano II son modernidad, renovación interna y ecumenismo. El Vaticano II representa un esfuerzo extraordinario de renovación interna porque fue propiciado desde el interior mismo de la institución para que la Iglesia católica se incorporara a la modernidad e hiciera las paces con dicha modernidad. Representa un paso adelante muy importante en el terreno del ecumenismo. La idea inicial del concilio para Juan XXIII iba indisociablemente ligada al tema de la unidad de los cristianos. El Vaticano II no ha fracasado ni ha sido superado, sino que está plenamente vigente a pesar de que la institución ha dado pasos importantes para congelarlo en muchos aspectos importantes. Precisamente por eso no está superado porque muchos de los avances que representa el Vaticano II aún no forman parte plenamente de la vida cotidiana de la Iglesia. Ha habido el esfuerzo de grupos con un peso y una influencia considerables que han pretendido frenar al máximo su desarrollo. Se sabía que su puesta en práctica no sería fácil y, efectivamente, no lo ha sido."

NÚRIA GISPERT I FELIU, Directora de Cáritas Diocesana de Barcelona. "El hecho más importante del siglo XX"

"Para mí representó el hecho más importante del siglo XX, y sobre todo en el Estado español porque aun estábamos en plena dictadura donde no se respetaban los derechos humanos y donde la Iglesia estaba estrechamente ligada al nacionalcatolicismo. El Papa Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia de par en par haciendo unas reformas importantes en los campos litúrgico y ecuménico, puso la Iglesia en la opción por los más pobres. Inició el camino de la Iglesia hacia la modernidad..... El concilio aún esta vigente. Hay aportaciones que no se han llevado a la práctica. A menudo aún se hacen lecturas superficiales y en las que sería necesario profundizar, como la interreligiosidad."

LORENZO GOMIS, Director de la revista. "El Ciervo" "Hacia un Vaticano III"

"Cuando en el siglo XIX, con Pío IX, el concilio Vaticano I proclamó la infalibilidad del Papa pareció a muchos que ya no se necesitaban concilios. Un modo tradicional de tomar grandes decisiones había sido el de reunir a los obispos de todas partes, pero ahora con un Papa infalible... La decisión de Juan XXIII de convocar un nuevo concilio para que entrara, como él dijo, ‘aire fresco’ en la Iglesia y sacudir ‘el polvo imperial acumulado en el trono de Pedro’ vino a recordar que el instrumento conciliar seguía siendo actual. Trajo al tiempo la misa en lengua corriente y el decreto sobre libertad religiosa. Las relaciones con los demás cristianos, los creyentes de otras religiones y los agnósticos mejoraron. Ahora empieza a hablarse de un concilio Vaticano III, es decir, un concilio para el nuevo siglo XXI como el Vaticano II fue el del siglo XX. La máxima vigencia del Vaticano II sería que hubiera pronto un Vaticano III."

JOSEP MIRÓ I ARDÈVOL, President de la Associació E-Cristians. "Un referente mundial"

"La novedad del concilio Vaticano II radicó en la aplicación de un sistema, la reunión de todos los obispos católicos del mundo, que desde 1870, fecha final del inconcluso concilio Vaticano I, no se había utilizado. El esfuerzo de revisión fue extraordinario, sobre todo en torno a cuatro grandes cuestiones sobre las que la Iglesia venía preocupándose: litúrgica, bíblica, ecuménica y teología eclesial. El resultado ha sido una nueva forma de vivir y pensar la Iglesia que se ha expresado en la forma de entender la tradición, su vida cotidiana y en la adecuación de instrumentos básicos como el Código de Derecho Canónico o el Catecismo. El concilio Vaticano II ha significado un empuje extraordinario, una vitalidad desbordante, para la Iglesia, que la mantiene inmersa en un permanente desafío para mejorar. La vigencia del concilio Vaticano II se manifiesta de la mano de esta vitalidad, que ejemplifica tan bien el Papado de Juan Pablo II, dirigido a poner en práctica todo el concilio. Por ello, nunca como hoy, el Papa y la Iglesia han constituido un referente mundial más allá de la propia confesión religiosa. Eso es el concilio Vaticano II."

EVANGELISTA VILANOVA, Monje de Montserrat y teólogo. "Un concilio inacabado"

"Teóricamente, representó el fin de la Contrarreforma y de las teologías y de las espiritualidades postridentinas, establecidas en el catolicismo barroco. ¿Está vigente, superado, fracasado? Para dar una respuesta creativa -es decir, para encontrar una fidelidad evangélica renovada- el concilio Vaticano II vio la necesidad de salir de la inercia, de caer en la cuenta de que las murallas que rodeaban a la ciudadela cristiana se habían desmoronado, y allí donde siguen en pie no defienden, sino que oprimen... Sólo cuando la Iglesia, en todos sus miembros, y a través de todas sus estructuras, toma conciencia del nuevo rumbo de las cosas, se producirán gradualmente cambios de mentalidades, de ideas y de estructuras. Ahí está la originalidad y la actualidad del concilio Vaticano II. Por ello, se puede denominar un concilio inacabado."

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ECLESALIA, 18 de octubre de 2002

DECLARACIÓN SOBRE LAS AMENAZAS DE ACCIÓN MILITAR CONTRA IRAK

Del Consejo Mundial de Iglesias

COMITÉ CENTRAL DEL C.M.I., 03/09/02

GINEBRA (SUIZA).

El Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, reunido en Ginebra del 26 de agosto al 3 de septiembre de 2002,

Profundamente preocupado y alarmado por los persistentes esfuerzos del Gobierno de los Estados Unidos de América para obtener apoyo internacional en favor de una nueva acción militar contra Irak con el objetivo declarado de derrocar al actual Gobierno de Irak;

Recordando y reafirmando las palabras de la Primera Asamblea General del CMI (1948): La guerra como medio de resolver las controversias es incompatible con las enseñanzas y el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo. El papel que desempeña en nuestra actual vida internacional es un pecado contra Dios y una degradación del hombre.

Recordando y reafirmando la Declaración de la Séptima Asamblea de 1991 sobre la Guerra del Golfo, el Oriente Medio y la amenaza a la paz mundial y su declaración sobre la situación en Irak de febrero de 1998, en la que ponía en guardia contra una nueva acción militar que produciría un gran número de víctimas y más sufrimientos entre el pueblo iraquí;

Recordando y reafirmando ulteriores medidas y declaraciones públicas del CMI en las que pedía al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que levantara inmediatamente todas las sanciones que tuvieran un efecto directo e indiscriminado sobre la población civil de Irak;

Reiterando su convicción de que "Según la ley soberana de Dios, ningún país ni grupo de países tiene el derecho de vengarse contra otro. De la misma manera, ninguna nación tiene el derecho de hacer juicios unilaterales y de tomar medidas unilaterales que den lugar a la devastación de otra nación y a los sufrimientos masivos de su pueblo" Comité Central, Potsdam, 2001;

Comparte los temores e inquietudes de las iglesias de Oriente Medio expresadas por el Consejo de Iglesias del Oriente Medio en su declaración del 5 de agosto de 2002, y apoya su llamamiento en favor de "un esfuerzo diplomático y político sostenido y decidido que comprometa directamente al Gobierno de Irak directamente y de una campaña persistente que devuelva al pueblo iraquí su capacidad de acción y restaure su dignidad;"Acoge complacido la Declaración Cristiana publicada a mediados de julio por Pax Christi del Reino Unido que considera los pronunciamientos de planes de guerra contra Irak por los Estados Unidos, con posible apoyo británico, como inmorales e ilegales, deplorando el hecho de que las naciones más poderosas del mundo sigan considerando la guerra como un instrumento aceptable de política exterior, en violación de los principios de las Naciones Unidas y de las enseñanzas cristianas;

Asimismo acoge complacido las posturas adoptadas por las iglesias de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y otras naciones que expresan una grave preocupación con respecto a la amenaza de guerra contra Irak;

Pide al Gobierno del Irak que respete las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en especial la exigencia de que destruya todas las armas de destrucción masiva y sus instalaciones conexas de investigación y producción, coopere con los inspectores de las Naciones Unidas desplegados para supervisar la observancia y garantizar el pleno respeto de los derechos humanos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales de todos sus ciudadanos;

Pide insistentemente al Gobierno de los Estados Unidos de América que desista de toda amenaza militar contra Irak y de cualesquiera nuevos planes de acciones militares contra ese país;

Insta a la comunidad internacional a que apoye el imperio internacional de la ley, resista a las presiones de participar en ataques militares preventivos contra un Estado soberano bajo el pretexto de "guerra al terrorismo", y refuerce su compromiso de obtener por medios no militares el cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas;

Pide a las iglesias miembros y a las organizaciones ecuménicas que influyan sobre sus gobiernos para que consideren las causas profundas del conflicto mismo y pongan fin a la angustiosa crisis humanitaria en Irak; y

Reitera a las iglesias y al pueblo de Irak su expresión de solidaridad y sus oraciones.

http://www2.wcc-coe.org/ccdocuments.nsf/index/pub-5-sp.html

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ECLESALIA, 19 de octubre de 2002

MISIONERAS Y MISIONEROS LAICOS EN ÁFRICA

Sentimientos encontrados

NACALA (MOZAMBIQUE).

A todos los amigos de Eclesalia que hacen posible que estemos actualizados y unidos aquí en África, un saludo fraterno desde la costa occidental de África. Ante todo quiero agradeceros el esfuerzo que hacéis porque nos lleguen noticias de la actualidad de la Iglesia en esta parte del mundo. No os podéis imaginar el bien que nos hace y el sentimiento de comunión que tenemos con vosotros

Soy misionera seglar desde hace 4 años en la diócesis de Nacala, al norte de Mozambique, mi nombre no importa ni tampoco mi lugar de origen ni la asociación a la que pertenezco. Me gustaría compartir un poco con vosotros nuestra situación que es la de cientos de misioneros laicos españoles y de otras nacionalidades.

Somos una realidad relativamente nueva dentro de la Iglesia. En principio los misioneros laicos eran personas afines a las diferentes congregaciones que eran enviados a la Misión en tareas mas o menos profesionales: maestros, enfermeros, médicos... que realizaban un tiempo de "experiencia misionera". Con el paso de los años hemos ido tomando mas responsabilidades y exigiéndonos mas a nosotros mismos teniendo un papel mas "pastoral" en la misión. Esta situación ha superado a muchos de nuestros obispos que no creen en nosotros y no consideran nuestro compromiso "tan importante" como el de los consagrados. De hecho cuando volvemos a nuestras diócesis en tiempo de vacaciones, después de pasar varios años en la misión, nos consideran unos desconocidos o en el mejor de los casos unos jóvenes dispuestos y decididos, eso si, pero que no tenemos valor de comprometernos mas a fondo. Agradecen mucho que hayamos seguido la llamada del Espíritu, cómo no, y nos alaban por ello pero consideran que es Él el que nos va a mantener cuando volvemos. Hemos dejado las redes como todos y lo malo es que no nos las encontramos cuando regresamos. La situación laboral no esta para tirar cohetes y mucho menos cuando pasas tanto tiempo fuera de ella. A esto unimos que muchas veces no contamos con la protección ni la compresión de la familia en algunos casos (y no hablo por mi que mi madre es una santa y aun me mantiene con casi 30 años).

El caso es que vemos que nosotros vamos evolucionando rápidamente, tomando cada vez mas responsabilidades en la misión, implicándonos con el pueblo y compartiendo su vida, pero vemos que la Iglesia en Europa va mas lenta y que no nos considera si no llevamos el certificado de votos perpetuos por delante. Por supuesto no hablo de todas las Diócesis ni de todas las Delegaciones Diocesanas de Misión ni de todas las Asociaciones Laicales en las que los Obispos descargan esta responsabilidad. Pero hay casos realmente fuertes en los que, por ejemplo, han salido tres misioneros laicos de una misma ciudad en fechas próximas sin envío diocesano porque "no era un compromiso de por vida".

El caso es realmente mas grave cuando se trata de matrimonios que deciden compartir su proyecto de vida y su vocación y encuentran escasos apoyos.

Me vais a perdonar la llorera, pero me encuentro a pocos meses de volver a España definitivamente y no se si voy a  tener que vivir de mi madre, del subsidio de emigrante retornado o voy a tener alguna ayuda. No me arrepiento de nada, los años aquí vividos y las experiencias adquirida no se paga con nada, pero me gustaría que el futuro de los misioneros laicos fuera un poco mas claro, todos formamos parte de la misma Iglesia.

Nada mas. Un saludo a todos desde Nacala.

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La Verdad, 20 de octubre de 2002

ABIERTOS A TODAS LAS IGLESIAS

Más de seis confesiones cristianas celebran sus ritos en templos católicos.
El 40% de los residentes procede de países con otras culturas y religiones

LUISA SÁNCHEZ

TORREVIEJA (ALICANTE).

Católicos ortodoxos, evangélicos, luteranos y protestantes celebran sus ritos en la parroquia de la Inmaculada y las iglesias de La Siesta y Los Balcones, en una práctica de ecumenismo que da fe de la condición cosmopolita de la localidad y la voluntad de integración y unión de los cristianos porque, como dice Manuel Rodríguez Rocamora, párroco del Templo Arciprestal de la Inmaculada, «todos queremos seguir a Jesucristo y ser portadores de su mensaje».

El párroco de la Inmaculada señaló que «en cincuenta o sesenta años se ha avanzado más hacia el ecumenismo que en los quinientos años anteriores, a pesar de los condicionantes de la historia que a veces constituyen una losa». No obstante, esos condicionantes históricos se dejan sentir poco en una localidad donde, en el más importante de los templos católicos de la ciudad, el de la Inmaculada, celebran sus ritos la confesión anglicana, dos iglesias luteranas -la noruega y la sueca- y la iglesia ortodoxa ucraniana.

Desde el pasado jueves, también un representante de la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto dará servicio a los fieles de esa confesión en el templo de la Inmaculada, no solo a sus fieles de la localidad sino a los de otros pueblos de la Vega Baja. La Inmaculada, no es, sin embargo, el único templo donde se celebran ritos de otras confesiones cristianas. También en las iglesias de La Siesta y Los Balcones, dos zonas donde residen mayorías de británicos, alemanes y nórdicos, se celebran cada domingo ritos de las confesiones protestantes o anglicana.

Al estar situado en el centro de la ciudad, el templo de la Inmaculada es al que «más acuden los pastores de las diversas iglesias, porque es el primero que conocen», explicó su párroco. Manuel Rodríguez Rocamora señaló que esta circunstancia propicia el mejor conocimiento y relación entre las diversas iglesias, que celebran encuentros y jornadas de convivencia, a los que acuden los pastores de las diversas confesiones e incluso se mantienen relaciones más personales. «En alguna ocasión me han invitado a cenar en sus casas, con sus familias, en un clima realmente agradable», comentó. Cada año, los representantes de las diversas confesiones religiosas acuden a la Novena de la Inmaculada, durante las Fiestas Patronales, en señal de respeto a la Iglesia que les acoge.

Otras comunidades

Además de las confesiones cristianas, en la localidad existen otras comunidades, como la Islámica, con la que apenas existe contacto y de la que don Manuel comenta que «no sé cómo viven su fe, porque no tenemos relación con ningún grupo de referencia, ni sé si mantienen una comunidad o practican su fe de un modo más personal. De otras manifestaciones religiosas que existen en Torrevieja, como los Testigos de Jehová, u otros grupos -existe una comunidad religiosa basada en los milagros la Awareness Healing de la Siesta-, o predicadores que recorren las calles llevando su particular mensaje, don Manuel no quiere hacer comentarios ni entrar a analizar ni emitir juicios de valor afirmando que «cada persona vive su fe particularmente y todo es respetable».

En cualquier caso, todas las creencias que acuden a pedir cobijo a la Parroquia de la Inmaculada, encuentran en ella una voluntad integradora y ecuménica fruto de la tolerancia y del carácter acogedor de una ciudad cosmopolita, como Torrevieja, donde el cuarenta por ciento de sus vecinos proceden de países con otras culturas y otras religiones diferentes a las de la ciudad donde fijaron su residencia.

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El País, 20 de octubre de 2002

LA VIUDA DEL OBISPO PODESTÁ

La escritora argentina Clelia Luro busca entre los católicos de España financiación para ordenar el archivo de su marido, el polémico obispo de Avellaneda muerto en 2000

JUAN G. BEDOYA

MADRID.

La discusión sobre el celibato del clero católico tiene aristas de extrema humanidad, pero ninguna tan viviente como la protagonizada en Argentina por el obispo Jerónimo Podestá. De familia bien, estudiante en las mejores universidades del catolicismo -Pontificia de Comillas y en la Gregoriana de Roma-, elegido muy joven por Juan XXIII para dirigir la diócesis de Avellaneda, y participante activo en el Concilio Vaticano II, hace ya 40 años, su apuesta por una pastoral liberadora le costó más tarde la ruptura radical con Roma. Expulsado en 1972 de su diócesis en medio de gran revuelo eclesiástico, Podestá terminó casándose con su secretaria, Clelia Luro. Poco después salieron al exilio, huyendo de la dictadura, que les perseguía a muerte. El famoso obispo murió en 2000 y su viuda busca ahora en Madrid ayuda para ordenar un imponente archivo con su legado pastoral.

Clelia Luro es en el Vaticano una mujer sin nombre. 'Esa mujer, esa señora, la consabida persona... Así se refirieron siempre a mí cuando hablaban con Jerónimo para pedirle que me alejase de su lado. Jamás me nombraron por mi nombre, Clelia. Pero aquí estoy. Mi nombre es Clelia'.

La relación de cientos de pastorales y sermones, de entrevistas grabadas, manifiestos y execraciones contra los poderosos -'que le costaron el cargo y casi la vida'-, y las muchas misivas de amor y confraternidad, además de ensayos y una correspondencia valiosísima con los obispos Helder Cámara y Pere Casaldáliga, de Brasil, llenan una gruesa carpeta resumen del archivo Podestá. La memoria viva de una Iglesia sufriente que ha sido barrida, al menos ocultada, por la actual jerarquía. Aquellos años en los que, por ejemplo, se alzaba la voz de Helder Cámara, desde Recife. 'Si doy comida a los pobres, ellos me llaman santo. Pero si pregunto por qué los pobres no tienen comida, entonces me llaman comunista'. O este otro mensaje de Casaldáliga: 'Somos soldados derrotados de una causa invencible'.

Obispos poetas, incómodos para Roma, amenazados por poderosos y paramilitares, siempre al borde del precipicio. Prelados de la hornada de Juan XXIII y del Vaticano II, protegidos todavía por Pablo VI ['Quien toca a Pedro, toca a Pablo', advirtió el Papa a los que maquinaban la liquidación de Casaldáliga, el catalán afincado en Brasil], pero más tarde apartados poco a poco por la vieja inquisición.

La voz de Clelia, que vivió en primera persona aquel apartamiento: 'Jerónimo fue muchas veces a Roma a hablar con el Papa, pero finalmente la Curia le comunicó, para sacarlo de Avellaneda, que se le había concedido el título de obispo de Orrea de Anínico, una diócesis imaginaria del África. Y que tenía que arrancar de su corazón y de su lado a 'esa señora, la consabida persona'. Clelia pone como origen del conflicto una campaña de predicaciones que su futuro marido desarrolló por toda Argentina sobre la encíclica Populorum Progressio, de Pablo VI. El general Onganía, entonces reinante, 'clamó pidiendo la cabeza de Jerónimo, que iba a ser entregada años más tarde, pero a otros dictadores'.

La salida al exilio fue inicialmente un viaje a la nada, 'un desgarrón espantoso'. 'De pronto nos dicen que tenemos 72 horas para abandonar el país porque, si no, fusilarían a Jerónimo donde lo encontraran, como hicieron con tantos. Lo mejor es ir al Vaticano, nos dijimos, a decirle al Papa que se viene un baño de sangre encima y que la Iglesia, el único poder que estaba en pie, era la que podía parar aquella sangre. Si el Papa hubiera alzado la voz no habría habido tanta muerte y tantos desaparecidos. Pero hubo algunos que incluso apoyaron aquel horror'. [Superada la dictadura, la Iglesia pidió perdón por sus silencios. Clelia sostiene que Podestá siempre pensó que 'todo esa inmensa tragedia se habría podido evitar si la Iglesia hubieran hablado'].

Para entonces, ya estaban en el exilio. 'De Roma, sin poder regresar a casa, nos fuimos a México, porque queríamos estar cerca de nuestro país, y estuvimos viviendo en la casa de Rodolfo Puidrós, también exiliado. Decía a sus amigos: 'Tengo en mi casa en la pieza de servicio a un obispo alojado'. Muy grande Puidrós. Ya murió'.

'La mujer del obispo', así la llamaron siempre. Y ahora, 'la viuda del obispo'. No le importa, a pesar de sus libros, de una carrera intelectual propia. Acepta los efectos de haber vivido junto a personas extraordinarias: Podestá, Helder Cámara, Casaldáliga, 'una casa, la que fuera, siempre llena de católicos en luchas aún vigentes'.

¿Se ordenaría sacerdote si la Iglesia aceptara extender ese sacramento a las mujeres? 'Ya me siento como si estuviera ordenada. Jerónimo muchas veces me decía: 'Querés que te ordene', y yo le contestaba: Mira, Jerónimo, para mí el único sacerdote es Cristo. Y monja tampoco quise ser porque quería tener bebés. Así que le dije que no. Aunque podía ordenarme, le decía: 'No, Jerónimo, si yo celebro con tus manos, junto con las mías, la misa juntos, si somos uno. No quiero que me consagres, que me hagas el rito'. Nunca lo quise. Pero si me pregunta usted por si la mujer debe poder ser sacerdote, es una falsa interpretación el decir que la mujer no pueda ejercer el sacerdocio igual que el varón'.

Clelia también tiene claro lo que debe suceder en torno al celibato de los sacerdotes. 'Lo dice san Pablo: El obispo tiene que ser marido de una sola mujer y saber gobernar su casa y a sus hijos porque, si no, no puede gobernar bien la Iglesia. Son los consejos de Pablo. Después vinieron los cambios de la Iglesia-poder, y la ley del celibato, pero eso será cambiado algún día'.

¿Qué llegará primero: el sacerdocio de la mujer, o el que los curas puedan casarse? 'El celibato optativo vendrá antes, aunque sorprenda que la mujer, que está conquistando tantas fortalezas, tolere este tipo de discriminación. Claro que lo mismo cabría decir de los sacerdotes soportando la ley del celibato. Algunos la cumplen, yo a Jerónimo lo conocí célibe y cumplió el celibato hasta que le sacaron de la diócesis, pero es evidente que lo que se prohibe desde Roma al sacerdote es el amor, porque si él quiere, puede tener una mujer, en eso se meten menos. Pero ahora Roma está muy dura en todo'.

¿No percibe cambios? 'Antes, cuando el cuco del comunismo, el Papa nunca clamaba contra los abusos del capitalismo. Ahora que el comunismo cayó, el Papa ya habla contra el capitalismo salvaje. Nosotros lo hacíamos hace 30 años, y nos llamaban comunistas. Muchos murieron por eso. Pero bien, la Iglesia ha cambiado, y los obispos también van cambiado, también los de Argentina que, ante tanto drama, tanta hambre y desolación, tanta injusticia y tanta corrupción, no tienen más remedio que sumarse a ese idioma de condena'.

Argentina. Clelia Luro lleva en el rostro 'el dolor por las matanzas'. Las muertes de amigos, compañeros y conocidos se sucedían. '¡Qué terrible desolación, que tristeza!'. Hasta que una tarde empiezan a llamar a casa los periodistas con la noticia de que habían matado al obispo Podestá. 'Esa misma tarde nos fuimos de casa todos'. Veinticuatro horas después ya estaban en el aeropuerto de Madrid, aturdidos, acongojados, pero libres. 'Como dos niños tomados de la mano que emprenden un largo viaje quién sabe dónde'. 'Es muy duro el éxodo y trae angustias indecibles. Ya lo habíamos vivido dentro de la Iglesia, en la soledad y la marginación, pero en este nuevo exilio todo se acrecentaba con el riesgo físico, la penuria económica y la distancia', cuenta Clelia como si lo viviera de nuevo.

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ECLESALIA, 30 de octubre de 2002

JESÚS Mª LECEA CREE QUE HAY UNA “CRISIS DE CONFIANZA”
ENTRE OBISPOS Y RELIGIOSOS

El presidente de la CONFER lamenta la falta de diálogo por ambas partes

IVICÓN, 28/10/02

MADRID.

El presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Jesús Mª Lecea, cree que hay una “crisis de confianza” entre obispos y religiosos, y piensa que el diálogo “tiene mucho todavía por estrenar” en las mutuas relaciones de comunión eclesial entre los pastores y la vida religiosa para superar el “desasosiego”, las “sospechas” y la “incomodidad” por ambas partes.

“No encuentro otra palabra mejor para expresar el denominador común de toda comunión. Y no precisamente por razones antropológicas y sociológicas, que también tienen su peso por ser quienes componemos la Iglesia personas de esta tierra, sino porque Dios anda presente en el diálogo”, señala Lecea mientras pone de manifiesto la existencia de realidades que, por ambas partes, enturbian y bloquean las buenas relaciones de comunión entre pastores y vida religiosa.

En un artículo que aparece en el último número de la revista de vida religiosa editada por la CONFER (dedicado de forma monográfica a la “espiritualidad de la comunión”), Lecea, que es religioso escolapio y también presidente de la Unión de Conferencias Europeas de Superiores Mayores (UCESM), invita a adentrarse decididamente por el diálogo como “lugar teológico”, mientras sugiere dejar de lado “problemas protocolarios -más bien escapatorias exculpatorias- de si uno sube o baja, si dialogar es descender o pedir audiencia es lo previo a dialogar, si es entrometimiento o sometimiento”.

“CIRCUNSTANCIA DEMOCRÁTICA”

Partiendo de que cada uno tiene su lugar y ministerio en la Iglesia, el presidente de la CONFER opina que “hay que reconocer el valor de cada miembro en su peculiaridad”, por lo que, a su entender, “lo que prima para la salud de todo el cuerpo es la interrelación entre todos sus miembros”. Para apoyar su afirmación, Lecea se basa tanto en la reciente instrucción de la Congregación para la Vida Consagrada (“Caminar desde Cristo”), que habla de una comunión con los pastores mediante una “relación efectiva y afectiva”, y en los principios de la sociedad democrática, porque “en la comunidad eclesial no podemos desinteresarnos de la circunstancia democrática en que vivimos como si nada tuviera que ver con nosotros sino con otra realidad exterior que lleva su vida paralela”.

Por eso, aunque Lecea reconoce que la Iglesia en su origen y constitución no se acomoda a formas sociológicas de organización social, porque no es una “democracia social”, sin embargo opina que la institución eclesial no debe “ignorar, y menos condenar, realidades positivas que en lo social viven sus miembros, identificándose plenamente con ellas como valor”. “De lo contrario -añade Lecea- podría provocarse una especie de esquizofrenia  o de dualismo disgregador”. Por eso, “la Iglesia verá con honradez qué debe cambiar del pasado en su modo de organizarse y relacionarse”, teniendo en cuenta que “siempre ha existido, y quizás resulta inevitable, una mediación de los sistemas sociales en su organización práctica y sobre todo instrumental”. En este sentido, Lecea cree que “también hay razones sociales para adentrarse en el diálogo como instrumento de comunión eclesial, porque la circunstancia democrática en que vivimos ha dispuesto mejor a las personas e instituciones a ello”.

CAMINOS DE DIÁLOGO

El religioso escolapio defiende el diálogo como camino de comunión eclesial donde puedan darse una relaciones “afectivas y efectivas” entre obispos y vida religiosa a partir de la encíclica de Pablo VI “Ecclesiam suma”, publicada en 1964, donde al referirse a los caminos de la Iglesia, el pontífice apunta como indicación principal precisamente el diálogo. “Al releer el texto me ha parecido que sus intuiciones no han envejecido. Me atrevo a decir que, mirando en la perspectiva de futuro que diseñó la encíclica de Pablo VI, no sólo para su pontificado sino para toda la Iglesia, nos hemos quedado cortos si no hemos dado pasos hacia atrás, incluso”, escribe Lecea en su amplio artículo titulado “Comunión de la vida religiosa con los pastores”.

Al referirse a algunos aspectos más concretos de cara a unas fructuosas relaciones mutuas entre pastores y vida religiosa, Lecea piensa que el deseo de los pastores para que la vida religiosa entre “en diocesanidad” ha de tener eco en la respuesta de la vida religiosa, pero “ya en la manera de entender la diocesanidad encontramos el principal escollo para avanzar hacia las relaciones de mejor y mayor comunión”, por lo que “resulta necesario una profundización en la eclesiología aplicada a la Iglesia particular y cómo ésta abarca todas las vocaciones”.

En este sentido, Lecea señala que lo diocesano es más que lo administrativo y organizativo bajo jurisdicción exclusiva del obispo (“si sólo se parte de lo administrativo, la preocupación se va a centrar en competencias y títulos de eclesialidad”) e invita a la vida religiosa a “abandonar las formas de aislacionismo” para salvaguardar el carisma propio. Por eso, concluye Lecea, “no podrá faltar, y de forma continua y permanente, la formación por ambas partes en todos estos aspectos eclesiológicos y pastorales, donde los diocesanos conocen en profundidad el ser y la misión de la vida religiosa en la Iglesia y los religiosos conocen igualmente la naturaleza de la Iglesia particular en todos sus aspectos, especialmente en los que implica teórica y prácticamente la comunión eclesial”.

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